De la
Tierra a la
Luna, Veinte mil Leguas de Viaje Submarino, La Vuelta al Mundo en 80 días,
Viaje al Centro de la Tierra... son un sin fin de obras maravillosas nacidas de la imaginación de un
explorador que no descubrió nuevos territorios, pero cuyos viajes dieron un
fruto extraordinario, dando a conocer al mundo un extenso repertorio de grandes
aventuras.
Considerado
como uno de los padres de la ciencia ficción, Jules Gabriel Verne es uno de los
autores más traducidos de todos los tiempos y muchas de sus obras han sido
adaptadas al cine. En sus relatos fantásticos ya predijo con gran exactitud la
aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del
siglo XX, tales como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las
naves espaciales. Fue condecorado con la Legión de Honor de su país por sus aportes a la
educación y la ciencia.
INFANCIA Y JUVENTUD
Nacido
en la isla de Feydem (Nantes-Francia) el 8 de febrero de 1828, fue el mayor de
los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por Pierre Verne, que procedía
de una familia vinculada a la jurisprudencia (su abuelo fue consejero-notario
de Luís XV y presidente del Colegio de Abogados de Nantes), y de Sophie Allotte
de la Fuye,
perteneciente a una familia de militares. Su hermano Paul nació un año después
de él y a continuación sus hermanas Anna, Matilde y Marie.
En
1839 ingresó en el colegio Saint Stanislas, donde demostró su talento en
geografía, griego, latín y canto. Cuando terminó su primer ciclo de estudios,
su padre le regaló a él y a su hermano Paul, un foque de vela con el que
planearon descender por el río Loira hasta el mar, sin embargo, Julio declinó
al momento el emprender la aventura ya que no había sido suficiente la
planificación del viaje.
Muchos
biógrafos han llegado a afirmar que en 1839, a los once años, se escapó de su casa
para ser grumete en un mercante llamado Coralie que viajaba a la India, con la intención de
comprar un collar de perlas para su prima Caroline, de quien estaba enamorado,
pero su padre alcanzó el barco a tiempo e hizo bajar de él a Julio. Desde
entonces empezó a escribir historias, pero realmente el interés por escribir se
le despertó a raíz de una maestra que le contaba anécdotas de su marido que era
marinero. Verne estaba interesado también en la poesía y la ciencia, leyendo y
a la vez coleccionado artículos científicos, demostrando una curiosidad casi
enfermiza que le duraría toda la vida. En 1846 regresó del Liceo Real de Nantes
con un alto promedio y ganó un premio de geografía, siendo entonces cuando
comenzó a escribir en prosa.
En
1847 inició sus estudios de derecho en París y mientras tanto, su prima
Caroline se comprometió con otro pretendiente. Escribió una obra de teatro:
Alejandro VI y en 1848 fue introducido por su tío Châteaubourg en los círculos
literarios, donde llegó a conocer a los Dumas, padre e hijo; el primero
llegaría a tener en él una gran influencia personal y literaria.
Tras
licenciarse como abogado, su padre le permitió permanecer en la capital
francesa, donde siguió escribiendo teatro. Su padre quiso que se dedicara a la
carrera de abogacía, pero Verne no estaba por la labor, se enfadó con él y dejó
de financiarle. Además, todos sus ahorros los gastó en libros y llegó a pasar
largas horas en las bibliotecas de París queriendo ampliar sus conocimientos.
Apenas
le alcanzaba para comer, lo que le ocasionó diferentes trastornos digestivos,
además de problemas nerviosos que terminarían por desfigurarle la cara y llegó
a tener incluso una parálisis facial.
“Trabajo de la mañana a la noche sin parar, y así
todos los días… El estómago sigue bien, pero los tirones de la cara me molestan
mucho, además, como tengo que tomar siempre algo, ya no duermo absolutamente
nada… Todas estas molestias proceden de los nervios que tengo siempre en
extrema tensión…” llegó a escribirle en una carta a su madre,
hablando de los problemas surgidos por la falta de alimentación.
En
1850, a
los veintidós años de edad, escribió una comedia ligera: Las pajas rotas, que logró estrenar en París gracias a Dumas, con
modesto éxito. Al año siguiente publicó en una revista ilustrada dos relatos: Martín Paz (una fantasía inspirada en
las pinturas del artista peruano Ignacio Merino) y Un drama en México (un cuento histórico inspirado por el Viaje al equinoccio americano, del
naturalista y explorador alemán Alexander von Humboldt), y varias obras
teatrales, libretos para operetas de moda y novelas cortas.
Durante
esta época fue secretario del Teatro Nacional de París, recomendado por Dumas.
Curiosamente, el poco dinero que pudo reunir llegó a invertirlo en un piano. En
1856 conoció a quien sería su futura esposa, una mujer llamada Honorine Deviane
Morel, que era viuda y madre de dos hijas. Traicionando la causa de su misógino
grupo de amigos (Los once sin mujer), se casó con Honorine en enero de 1857,
creyendo que encontraría la estabilidad emocional que le faltaba. Le pidió a su
padre 50.000 francos para invertir en la bolsa, y éste accedió tras una larga
discusión.
El
matrimonio le desesperaba en lugar de ayudarle, por ello, cada vez que se le
presentaba la oportunidad, escapaba de sus deberes de cónyuge. Una vez que
fueron a Esomes a pasar un tiempo con la hermana de su esposa, tomó un barco a
Escocia, obligando a su mujer a regresar sola a París sin saber nada de Julio
hasta que regresó del viaje. Esta fue la primera vez que viajó en barco.
LA ÉPOCA DE LOS VIAJES FANTÁSTICOS
Su
primera obra de ficción científica fue también la primera novela que escribió, Paris en el siglo XX, y una de las pocas
que no publicó en vida (no se llegó a imprimir hasta 1994). Su editor rechazó
la novela por el pesimismo que encerraba, pues llegaba a presagiar una sociedad
en que la gente vivía obsesionada con el dinero.
Julio
Verne publicó en 1863 el primero de sus 60 Viajes
Extraordinarios: Cinco semanas en
globo. La serie, prolongada durante casi cuarenta años, habría de incluir
entregas de la talla de Viaje al centro
de la Tierra
(1864), De la Tierra a la Luna (1865) y Los hijos del Capitán Grant (1867), que
apareció publicada en España en 1869, antes incluso que en Francia,
posiblemente debido a la amistad entre su editor y V. Guimerá, el traductor
español de algunas de sus obras. A renglón seguido publicó Veinte mil leguas de viaje submarino (1869) a la que seguirían años
después La isla misteriosa (1874), La vuelta al mundo en 80 días (1873), Miguel Strogoff (1876), La esfinge de los hielos (1897) o El soberbio Orinoco (1898). Trabajador
infatigable, paralelamente a sus viajes, cultivó su primera vocación, el
teatro, escribiendo y adaptando algunas piezas para la escena.
En
1861 logró juntar el suficiente dinero para viajar a Noruega e Islandia con su
mujer, pero ella no pudo viajar por encontrarse embarazada. A su regreso le recibió
con su recién nacido hijo, Michel Verne, único fruto de su matrimonio.
En
1863 trabó amistad con el aventurero, periodista y fotógrafo Felix Tournachon,
con quien investigó los adelantos que se les podría hacer a los aparatos
volantes descritos en Cinco semanas en
globo. Le recomendó a Hetzel, dueño de un magazín de ilustración y recreo,
quien le publicó la primera entrega del folletín. Debido al éxito de esta obra,
la revista le ofreció un contrato por veinte años a 20.000 francos anuales (una
pequeña fortuna para esa época). A raíz del éxito de su tercera novela, viajó a
Estados Unidos para dar un ciclo de conferencias junto con su hermano Paul. Dos
años más tarde publicó la historia de un viaje a la luna en dos partes: De la Tierra a la Luna y Alrededor
de la Luna.
A
decir verdad, existen varios parecidos con el primer verdadero viaje a la Luna del Apolo-8 en 1968: en
la nave viajan tres astronautas, Estados Unidos es el promotor y productor de
la hazaña, despegan desde el estado de Florida, escapan de la gravedad
terrestre a 11
kilómetros por segundo, requieren 150 horas de viaje
para llegar a la Luna
y no aterrizan allí sino que dan varias órbitas alrededor y regresan a la Tierra.
El
día del estreno de su adaptación al teatro de La vuelta al mundo en 80 días, Verne vivió la única experiencia de
su existencia digna de sus personajes: insistió en revisar personalmente la
canastilla que conduciría a Phileas Fogg y a su inseparable Passepartout
subidos a un elefante verdadero. La caída de una parte del escenario asusto al
animal, que salió despavorido del teatro con el autor a cuestas, para recorrer
el boulevard des Capuchins hasta que el domador los alcanzó cerca de las
Tullerías.
En
1879 se compró un pequeño yate, el Saint Michel, con el que recorrió el
Mediterráneo. A su regreso marchó a residir a la ciudad de Amiens. Durante los
años siguientes continuó viajando y recorrió Irlanda, Escocia, y Noruega,
Inglaterra, el Mar del Norte y el Báltico.
Su
hijo, Michel Verne, fue muy rebelde y estuvo internado en un correccional,
siendo recluido años después en un manicomio a petición de su padre. Salió
después de algunos años, pero siempre llevó muy mal el hecho de que su progenitor
hiciera esto con él.
SUS ÚLTIMOS AÑOS
El
9 de marzo de 1886, a
la edad de 58 años, mientras caminaba de regreso a su casa, su sobrino Gastón,
de 25 años, con quien llevaba una cordial relación, le disparó con un revólver,
sin razones claras, la primera bala no tuvo consecuencias, pero la segunda le
hirió en la pierna izquierda, provocándole una cojera de la que ya no se
recuperaría. El incidente fue ocultado por la prensa y Gastón pasó el resto de
su vida en un centro para desequilibrados mentales.
Tras
las muertes de su editor Hetzel y de su madre en 1887, Julio comenzó a escribir
obras más sombrías. En parte pudo deberse a cambios en su personalidad, pero un
factor importante fue el hecho de que el hijo de Hetzel, que continuó la
empresa de su padre, no era tan riguroso con las correcciones como lo había
sido aquel.
En
1888 Julio Verne ingresó en la política y fue elegido concejal de Amiens, donde
abogó por una serie de mejoras en la ciudad, labor que desarrolló durante
quince años. Dos años antes de su muerte, aceptó la presidencia del grupo de
esperanto de Amiens y se comprometió a escribir un libro en el que éste idioma
jugara un papel importante. El libro en cuestión, La impresionante aventura de la misión Barsac, no pudo ser
terminado por él y cuando se publicó, ya se había eliminado toda referencia al
esperanto.
Enfermo
de diabetes desde hacía años, el 24 de marzo de 1905 Julio Verne murió en su
hogar, sito en el bulevar Longueville (actualmente bulevar Jules Verne). Fue
enterrado en el cementerio de La
Madeleine, ubicado al noroeste de Amiens, en cuya tumba se
representa a Verne emergiendo del sepulcro.
Su
hijo Michel Verne supervisó la publicación de sus últimas novelas La invasión del mar y El faro del fin del mundo. La serie de Viajes extraordinarios continuó durante
un lapso prolongado al mismo ritmo de dos volúmenes al año. Posteriormente se
descubrió que Michel había realizado extensos cambios (El secreto de Wilheim Storitz, Los náufragos del Jonathan) o
versiones completamente nuevas de estas historias (El eterno Adán y La
impresionante aventura de la misión Barsac), cuyas versiones originales no
se publicaron hasta finales del siglo XX.
ALGUNAS CURIOSIDADES SOBRE VERNE
v Ya
en 1863, Verne había escrito una novela llamada París en el siglo XX, acerca de un joven que vive en un mundo de
rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, automóviles de gas,
calculadoras y una red mundial de comunicaciones, pero que no podía alcanzar la
felicidad y se dirigía a un trágico final. Su editor pensó que el pesimismo de
esta novela dañaría la carrera de Verne y sugirió que esperase veinte años para
publicarla. Puso el manuscrito en una caja fuerte, donde fue descubierta por su
bisnieto en 1989 y publicada en 1994.
v En
1870, Fernando de Lesseps, en la cúspide de la fama por la reciente
inauguración del Canal de Suez, llevado de su entusiasmo por la obra de Julio
Verne pidió para él la condecoración de caballero de la Legión de Honor, la cual
recibió finalmente en 1892.
v Desde
la difusión de su obra, se pueden contar por cientos los personajes célebres
que, de una manera u otra, han reconocido la impronta que la obra de Verne dejó
en sus vidas. Por ejemplo, Yuri Gagarin, llegó a decir: “Fue Julio Verne quien me decidió a ser astronauta”.
v La Unión
Soviética rindió homenaje al escritor al dar el nombre de
Verne a una de las montañas de la faz oculta de la luna.
v En
honor a este escritor, la Agencia Espacial
Europea lanzó el 9 de marzo de 2008 desde el puerto espacial de Kourou (Guayana
Francesa), con el cohete Ariane-5, un carguero espacial con el nombre de Jules
Verne, con destino a la Estación Espacial
Internacional.
Han
sido muchas las películas, algunas incluso en varias versiones, que se han
basado en las novelas de Julio Verne. Entre las principales pueden destacarse:
Viaje a la
Luna, La isla misteriosa, 20.000 leguas de viaje submarino,
La vuelta al mundo en 80 días, Miguel Strogoff, Dueño del mundo, Cinco semanas
en globo, De la Tierra
a la Luna, Viaje
al centro de la Tierra,
Los hijos del Capitán Grant, La luz del fin del mundo…
No
cabe la menor duda de que Julio Verne fue el escritor de novelas de aventuras
por excelencia, un avanzado de su época y precursor de la llamada ciencia
ficción.