El
pasado 24 de julio la tragedia de Angrois, a las puertas de Santiago,
sobrecogió a toda Galicia y España entera.
Desde
estas páginas queremos dedicar el más sentido y respetuoso homenaje a las
víctimas, pero también a sus familias, a los vecinos de Angrois, voluntarios y
todos quienes derrocharon solidaridad en tan terribles momentos.
Asomada
al Atlántico y el Cantábrico, desde el cabo Ortegal y la punta de Estaca de
Bares hasta los límites con el Principado de Asturias, desde Finisterre a las
tierras castellanas de León y Zamora, y por el sur se extiende hasta la
frontera portuguesa, Galicia es una tierra mágica y melancólica, aunque
salpicada, como todos los países de honda tristeza, por súbitas alegrías. Sus
paisajes son de una hermosura inconfundible, sus bosques de robles, de castaños
y abedules, sus montes de lobos, sus costas de naufragios, sus rías de
indefinible encanto, su campiña antigua y patriarcal son, sin duda, algo único
e inolvidable. Y luego están sus ciudades presididas por Santiago de
Compostela, la más antigua atracción de viajeros de Europa, metrópoli religiosa
y artística y uno de los más puros centros intelectuales de la historia de la
civilización cristiana de Occidente. Es Santiago una de las ciudades más prestigiosas
del mundo y sin discusión una de las más bellas.
Pero
la Galicia monumental no es sólo Santiago. Lo son Pontevedra, Lugo, Orense,
Vigo… y los deliciosos pazos, las casas rurales con sus hórreos, sin olvidar
las rúas ciudadanas. Todo ello al margen de los viejos caminos, presididos por
el venerable Camino Francés que traía a peregrinos de todo el mundo desde
Roncesvalles hasta la tumba del Apóstol, atravesando Navarra y Castilla la
Vieja y el antiguo y noble reino de León: un camino medieval de civilización,
que fue esencial para la vida espiritual de Galicia, para su historia y su
sensibilidad.
Como
la definía Néstor Luján, ilustre y querido periodista, gastrónomo y escritor, Galicia
es un mundo aparte, distinto a todo el resto de España. Tiene una vida y una
historia propias, con sus montañas y sus bosques, con su costa abrupta y
castigada, con su gran riqueza piscícola y un mar mítico y resonante ante ella.
Es
Galicia el Finisterre de Europa. Una tierra con su lengua antigua, íntima y
noble, preciosa desde la literatura medieval, que liga con la sensibilidad de
la creación literaria moderna.
Galicia,
de piedra y luz, de sombras y nieblas, de meigas y misterios, de gaitas, muñeiras
y alegría, de multicolores festejos y una rica gastronomía, con sus gentes
irónicas, laboriosas y sencillas, está enamorada de su pasado, pero vive
ávidamente su presente. Un reino amado es esta Galicia patriarcal y eterna,
encabezada por el grito espiritual, lanzado hacia el cielo, desde las torres
más elevadas de la catedral de Compostela.
El
viajero que hasta Galicia llega, a su regreso siempre la trae consigo en el
corazón.
Dende TIEMPO DE VIAJAR o noso maior respecto e admiración para todo o
pobo galego. GALIZA TERRA NOSA.