La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

EL LOBO IBÉRICO



EL DEPREDADOR MALDITO

Con una leyenda negra a sus espaldas, el canis lupus signatud o lobo ibérico, es una subespecie de lobo endémica de la península ibérica y está catalogado como especie vulnerable y casi amenazada en el Atlas de los mamíferos terrestres. Sin embargo, su caza está permitida en el norte de España.
Es un lobo de tamaño medio, los machos suelen alcanzar hasta 70 cm. de altura y 50 kilos de peso. El pelaje tiene manchas oscuras en la cola, parte anterior y cruz que han dado nombre a la subespecie.
Aunque históricamente se distribuía abundantemente por toda la península, actualmente se mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del Duero, mientras que al sur su población es frágil y está fragmentada y amenazada, siendo una especie protegida.
Alcanza un tamaño medio entre 130 y 180 cm. de longitud y las hembras entre 130 y 160 cm. Los machos adultos pesan generalmente entre 35 y 50 kilos y las hembras de 30 a 40 kilos. En movimiento llama la atención el poderío de los cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.
Tienen la cabeza grande y maciza, orejas triangulares relativamente pequeñas y ojos oblicuos de color amarillento. El hocico presenta unas manchas blancas en los belfos denominados “bigoteras”.
Su pelaje es heterogéneo, de tal forma que se describen unas franjas longitudinales oscuras o negras cubriendo la parte anterior de sus dos patas delanteras, una mancha oscura a lo largo de la cola, y otra mancha oscura alrededor de la cruz a la que se le conoce como ”silla de montar”. El conjunto de estas marcas o manchas oscuras son las que le han dado el nombre signatus a este subespecie de lobo, puesto que signatus significa en latín signado o marcado. Los lobeznos al nacer presentan tonos oscuros uniformes.

DIETA
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la península ibérica y como depredador, se alimenta básicamente de las grandes presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos de porte menor. El lobo es un carnívoro depredador y la mayor parte de su dieta está compuesta por press cazadas, aunque ocasionalmente puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de vertederos cercanos a núcleos de población humana. También es conocido el hábito, en determinadas estaciones, de consumir alimentos de origen vegetal tales como frutos silvestres.
El doctor Rodríguez de la Fuente realizó diferentes estudios para concretar la dieta del lobo ibérico en España y según los resultados extraídos, esta podría estar compuesta por grandes mamíferos (como jabalíes, corzos, muflones, ciervos, etc.) en un 35%, ovejas en un 24%, conejos en un 14%, ratones de campo en un 9%, carroña en un 7%, reptiles y aves en un 5%, insectos y vegetales en un 4% y otros carnívoros (como zorros o perros) en un 2%.

DISTRIBUCIÓN
Aunque históricamente se distribuía con abundancia por toda la península ibérica, actualmente se mantiene con poblaciones relativamente estables al norte del río Duero y al sur su población es frágil y está fragmentada, siendo especie protegida.
Estos lobos poblaban la mayor parte de las tierras del sur de los Pirineos hasta principios del siglo XX. Sin embargo, durante los últimos cien años han venido sufriendo una persecución sistemática y una serie de trabas indirectas para el correcto desarrollo de sus poblaciones.
El número total de ejemplares de canis lupus signatus que se pueden encontrar en España varía según las fuentes. El último censo fiable data de hace ya bastante tiempo e indicaba la existencia de 1500 a 2000 individuos. La población puede estimarse en aproximadamente 2800 ejemplares, distribuidos prácticamente en el cuadrante  noroccidental de la Península.
Las principales poblaciones se distribuyen por las comunidades de Castilla y León, Galicia, Cantabria y Asturias. También hay poblaciones reducidas en zonas de montaña de regiones limítrofes como País Vasco, La Rioja, provincia de Guadalajara (Castilla La Mancha) y también en el norte de Portugal. También hay algunas poblaciones en zonas de montaña del norte de Andalucía que están aisladas de las del norte de la península ibérica, pues ambas poblaciones están separadas por la submeseta sur, donde no hay poblaciones de este animal.
Gracias a los trabajos de protección del lobo ibérico a principios del siglo XXI, se han localizado ejemplares en zonas más al sur como el Sistema Central y Sistema Ibérico. Por ejemplo, en 2013 se grabaron imágenes de crías de lobo ibérico al norte de la comunidad de Madrid, tras 60 años sin tener datos del Proceso Histórico y población actual.

COMO DETECTAR SU PRESENCIA
Resulta complicado para los no expertos, pues tanto sus huellas como sus excrementos, e incluso los daños al ganado, pueden confundirse con los de perros de gran talla. Su observación en libertad es complicada, no obstante, se pueden oír sus aullidos.
Los principales problemas con los que se enfrenta esta especie en España son:
·         El incremento de la presión humana sobre el hábitat del lobo, con la desaparición continuada de zonas apartadas en las que la especie ha prosperado tradicionalmente.
·         Los incendios forestales que, tanto de forma natural o accidental como provocada, asolan los bosques españoles y suponen una reducción de los hábitats naturales de la fauna en general, y sobre todo de los grandes mamíferos que encuentran enormes dificultades en la conquista de otros territorios de alimentación y refugio.
·         La competencia con los intereses de ganaderos y cazadores, que se salda sistemáticamente con batidas tras ataques de lobo.
·         La ignorancia y la superstición -palabras duras, pero no por ello menos ciertas- de las poblaciones agrarias que a la vez sufren los ataques del lobo sobre su ganado y temen la figura del lobo como un animal vinculado por la tradición con los aspectos más oscuros de la humanidad y la mitología.
·         El impacto de las grandes infraestructuras, principalmente autopistas y vías férreas, producen en las áreas de distribución del lobo, actuando como verdaderas barreras que aíslan grupos poblacionales y producen atropellos de forma permanente.
·         El imperdonable desinterés y negligencia de las autoridades competentes, tanto regionales como nacionales, quienes se limitan a legislar en el mejor de los casos, cuando no ganan dinero por el deplorable método de subastar el derecho de caza de lobos por cantidades excesivas. Esas mismas autoridades se niegan a pagar indemnizaciones a los ganaderos perjudicados por los asaltos del lobo y mantienen una escandalosa ceguera que ha permitido que ningún cazador furtivo haya sido jamás multado, a pesar de las leyes que protegen a la especie, mientras que se admite que el 70% de los lobos que mueren cada año lo hacen a manos de cazadores furtivos.
Lo cierto es que la relación entre el hombre y el lobo está primariamente marcada por el hecho de que son dos especies que básicamente compiten por los mismos recursos alimentarios. Temido en ocasiones, odiado casi siempre y protagonista de tradiciones oscuras y mitológicas la mayoría de las veces, el lobo ibérico sigue siendo objeto de infinidad de controversias.