Se trata de la fortificación musulmana más
antigua de la Península Ibérica,
construida en el siglo IX en la ciudad de Mérida (Badajoz), junto al célebre
puente romano sobre el río Guadiana. Está declarada Patrimonio de la Humanidad como parte del
Conjunto Arqueológico de Mérida.
La alcazaba fue construida por Abderramán II
en el año 835 d.C. como bastión para controlar la ciudad, que desde el año 805
se había rebelado continuamente contra el dominio de los emires. Ello la
convierte en la fortificación musulmana más antigua que se conserva en nuestro
país.
Consiste en un recinto cuadrado de 130 metros de lado capaz
de albergar un buen número de tropas. En su interior hay un aljibe, que es una
cisterna subterránea de agua filtrada desde el cercano río Guadiana, a la que
se accede por una doble escalera desde el piso bajo de una torre. Dentro
destacan las pilastras reaprovechadas de algún edificio visigodo cuya
decoración, en relieve, consta de columnas en sus laterales y motivos vegetales
que forman círculos alrededor de racimos y palmetas en sus frentes.
El perímetro de la alcazaba es casi cuadrado,
de unos 550 metros.
Los muros, de unos 2,70
metros de grueso y 10 metros de altura,
están fabricados en su mayoría con sillares de granito reaprovechados de obras
romanas y visigodas con un relleno interior de tierra, piedras y argamasa.
Originalmente había una gran torre cuadrada en cada esquina del recinto (cuatro
en el principal y dos en el alcazarejo),
mientras que en los lienzos de la muralla, a intervalos regulares o flanqueando
las puertas, se disponían en total otras veintidós pequeñas torre de base
cuadrangular, algunas de época cristiana.
A la alcazaba se accedía desde el puente
romano a través de un pequeño recinto fortificado denominado tradicionalmente alcazarejo. Por esta gran barbacana se
controlaba el paso de personas y mercancías a la ciudad de forma que el recinto
militar principal quedaba totalmente independiente de la población civil. A
éste último se entra por una puerta flanqueada por dos torres sobre cuyo arco
de herradura se conserva una de las inscripciones fundacionales de la alcazaba
en la que se puede leer: En el nombre de
Dios, el Clemente, el Misericordioso, Bendición de Dios y Su protección para
los que obedecen a Dios. Ordenó construir esta fortaleza y servirse de ella
como refugio de los obedientes el emir Abd-al-Rahman, hijo de al-Hakam
–glorifique Dios-, por medio de su camil Abd Allah, hijo de Kulayb b.Talaba y
de Hayqar b.Mukabbis, su sirviente (y) Sabih al-bunyan, en la luna del postrer
rabí del año doscientos veinte. Abril del año 835 d.C.
OTROS
RESTOS ARQUEOLÓGICOS
Recuperada la zona de Mérida por los
ejércitos cristianos en 1230, los caballeros de la Orden de Santiago
habilitaron en el ángulo norte de la alcazaba varias dependencias donde se
instaló la Casa
de la Orden y
Encomienda. Entre 1563 y 1600 se efectuaron unas obras de acondicionamiento
para acoger la sede del Priorato de San Marcos de León. De entonces data la
construcción de la iglesia y del claustro porticado con doble galería de arcos
de medio punto sobre columnas. Todo este conjunto fue rehabilitado a finales
del siglo pasado para servir como sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura.
Gracias a su ubicación estratégica, el
recinto de la alcazaba ha sido catalizador de cuantos periodos históricos ha
tenido la ciudad de Mérida. En la alcazaba se conservan restos de una doble
calzada, el documanus maximus de la
urbe, y los cimientos de la puerta romana que separaba la ciudad del puente.
También se han hallado vestigios de la muralla fundacional de Augusta Emérita
(del siglo I a.C.) y restos de viviendas extramuros. Entre la muralla romana y
la calzada paralela a ella se encuentran restos de pequeñas dependencias, tal
vez tabernas romanas. Entre las dos calzadas están los cimientos de una casa
fechada en el siglo IV, con peristilo (patio porticado), termas y pavimento de
mosaicos y placas de mármol.
Embutidos en el muro árabe se aprecian una
gran cantidad de cupas, que eran
bloques de granito utilizados en enterramientos romanos. Son también abundantes
las piedras de origen visigodo, dispersas por todo el solar y en especial en
las cercanías del conventual santiaguista. En uno de los muros exteriores se
halló una inscripción alusiva a la consagración de una iglesia supuestamente
visigoda dedicada a Santa María. Documentos de la Orden de Santiago confirman
su existencia junto al aljibe. Construcciones más recientes son el cenador y el
pórtico neogótico del siglo XIX que vuelven a aprovechar columnas visigodas.