La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

AQUEL VERANO DEL 92



RECUERDO INOLVIDABLE DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE BARCELONA


Por razones obvias, en nuestra edición del pasado mes de septiembre, dedicamos la portada al terrible atentado cometido en Barcelona.
Este pasado verano se cumplieron cinco lustros desde que aquel 25 de julio de 1992 se iniciaran los Juegos Olímpicos. Sin embargo, mucho han cambiado las cosas desde aquella fecha tan grata y llena de buenos recuerdos para los barceloneses.
Hace veinticinco años, Barcelona vivía con extraordinaria expectación los preparativos para la gran cita olímpica. La enorme ilusión colectiva era tanta y tan transversal que existía un gran nerviosismo previo, era mucha la responsabilidad de cara a todo el mundo y todos los barceloneses anhelaban quedar bien ante los ojos que estaban puestos en la ciudad, en la organización y en todos sus detalles. Como bien dijo el alcalde Maragall “los Juegos Olímpicos no son nuestros, aunque pertenecen a toda la humanidad”.
Por fortuna, la respuesta fue unánime. La proximidad y el entusiasmo existente entre los miles y miles de visitantes y los barceloneses, que se volcaron en la puesta en marcha de todas las formas posibles, empezando por un voluntariado ejemplar, cristalizaron en el sueño convertido en la auténtica realidad de todos. Barcelona asombró al mundo entero. Y ahora, se merecen el mejor de los recuerdos y un enorme agradecimiento.
Toda España hizo suya la candidatura olímpica en un año que marcó la entrada del país en el club de las democracias modernas y las sociedades más avanzadas. Aquella generación ciudadana de Barcelona-92 vibró como nunca y en la actualidad puede mirar atrás con mucho orgullo y satisfacción por todo el trabajo desplegado en aquellos días inolvidables en los que la capital catalana se convirtió en una auténtica fiesta de todos y para todos.
La fastuosa ceremonia de la presentación, original y multicolor, el gran despliegue de medios, los instantes previos al encendido de la antorcha, cuando el arquero Antonio Rebollo tensó su arquero para lanzar la flecha mágica e hizo encoger el corazón a todos quienes estaban pendientes de él. Luego estalló el entusiasmo. Momentos inenarrables que se recordarán siempre y después, todo el desarrollo de las competiciones hasta la ceremonia de clausura, no menos espectacular, con un ligero toque de tristeza porque nadie quería que se terminaran los Juegos.
Llegados a este punto, justo será reconocer la gran vinculación al evento de las principales autoridades, encabezadas por Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, quien fue el artífice de que los Juegos se llevaran cabo, cumpliendo así el sueño de que los mismos se organizaran en su querida Barcelona. Lamentable y bochornoso, sin duda, que algunos como la actual alcaldesa anti-sistema y sus radicales acólitos, traten ahora ingrata e injustificadamente de querer ignorar a quien fue el auténtico impulsor de que los Juegos Olímpicos tuvieran a Barcelona como escenario. Excepcional también la colaboración del entonces rey Juan Carlos I, exolímpico y persona siempre muy vinculada a la capital catalana y, por supuesto, un auténtico dinamizador como fue el alcalde Pascual Maragall. Todos ellos, rodeados de un buen grupo de expertos y entusiastas colaboradores, hicieron posible que el sueño se transformara en algo palpable, un evento que, de alguna manera, hizo conocer Barcelona a todo el mundo. Del primero al último se merecen el sincero reconocimiento de los barceloneses de pro.
Además, aquellos Juegos sirvieron para transformar la ciudad, dejando un interesante legado, tanto urbanístico como emocional, aparte de servir como rampa de despegue para el deporte en España.
Cabe ahora, en el momento de la evocación, preguntarse si la herencia de aquel impecable evento está teniendo repercusiones en la actualidad. Lo cierto es que, tristemente así hay que reconocerlo, el espíritu de Barcelona-92 se ha perdido en buena parte y la ciudad se ha convertido en una urbe que echa de menos un gran proyecto común, cuando no se siente angustiada por su futuro inmediato.
En la ceremonia de clausura se popularizó el lema “Amigos para siempre” que interpretaron de forma magistral Sarah Brightman y José Carreras. Barcelona había abierto los brazos a toda la Humanidad y consiguió impactar a gentes de todos los continentes. A partir de entonces, lógicamente aumentaron de forma considerable los visitantes interesados en conocer más de cerca la realidad barcelonesa, su indudable riqueza arquitectónica derivada de su antigüedad y tratar con sus gentes. Pero, de forma lamentable, del espíritu de Barcelona-92 poco o más bien nada queda ya. Quienes rigen ahora la ciudad, mal que nos pese, tienen sentimientos y opiniones muy distintas y el turismo recibido hace veinticinco años con los brazos abiertos, es en la actualidad objeto de tratos totalmente negativos y que en nada favorecen la imagen de Barcelona. Incluso la prensa extranjera dedica ya amplios comentarios para referirse a los ataques violentos protagonizados por los más radicales para con los turistas, ante el silencio y la tibieza de las autoridades. Francamente deplorable y bochornoso.
Pero a la gente, los barceloneses de pro naturalmente, catalanes de corazón, no se les puede engañar. Ellos siguen amando su ciudad y en estos momentos, tras cumplirse el veinticinco aniversario  de la celebración de los Juegos Olímpicos, siguen recordando con añoranza aquellos días en los que la ciudad se convirtió en una auténtica fiesta colectiva y en la que todos, absolutamente todos, fuimos partícipes de un éxito que siempre resultará inolvidable.