UN
PUEBLO QUE PODRÍA DESAPARECER DE ÁFRICA
Según cálculos recientes
están repartidos en diferentes países africanos: unos 100.000 en Botswana,
35.000 en Namibia, 8.000 en Angola, 7.500 en la República Sudafricana,
unos 1.500 en Zambia y finalmente un número reducido en Zimbabwe. Son pueblos
que tienen una larga historia y genéticamente son similares a los primeros
humanos que abandonaron África y colonizaron el resto del mundo.
Se llaman genéricamente
bosquimanos o también san, basarawa, sho
o ¡kung, tradicionalmente
cazadores-recolectores que hablan algunas lenguas joisanas, caracterizadas por incorporar sonidos de chasquido o
cliqueos. La palabra bosquimano deriva del afrikáans boschjesman (hombre del bosque).
También su cultura material
se considera emparentada con los primeros restos atribuidos a humanos modernos.
Sus antepasados ocupaban un
extenso territorio, la totalidad de África austral, pero fueron desplazados
hace unos 1.500 años por los bantúes
y posteriormente diezmados o sometidos a trabajos por lo colonos holandeses,
alemanes e ingleses.
FORMA
DE VIDA Y COSTUMBRES
Se sabe bastante sobre la
forma de vida de los bosquimanos, quizá porque ha sido uno de los pueblos más
estudiados. Tradicionalmente han subsistido mediante la caza de antílopes y
otros animales, y la recolección de frutos (especialmente el mongongo),
semillas y tubérculos del bosque y del desierto. Sin embargo, el despojo
territorial y la imposición de servidumbres han obligado a la mayoría a
modificar su forma de vivir.
La relativamente extendida
idea de los bosquimanos como cazadores y recolectores de la Edad de Piedra, errando
libremente en los espacios abiertos, está lejos de la realidad actual. Lo más
cierto es que debido al ambiente en donde viven desarrollaron un modo de
producción cazador-recolector ya que en lugar del mero depredar los recursos
naturales de su ambiente, su tipo de vida trashumante ha permitido la
suficiente fertilidad y recuperación, además de la manutención de los
ecosistemas desérticos (aunque para ellos ricos en nutrientes) y semidesérticos
en los que habitan o habitaban.
Casi no existen bosquimanos
en la actualidad que vivan tan sólo de la caza y la recolección (aunque muchos
siguen practicando estas actividades como una fuente complementaria de
alimentos) y la mayoría viven como pastores, trabajando a cambio de alimentos,
o bien cobrando salarios mínimos como jornaleros, criados o en asentamientos
del gobierno.
Buena parte de los
bosquimanos actuales viven en la pobreza más absoluta, al carecer de tierra y
otros buscan nuevas maneras de vivir como agricultores y ganaderos en la tierra
que les queda, a la vez que siguen cazando cuando tienen ocasión. Un grupo de
ellos en Namibia formó la Cooperativa de Granjeros Nyae Nyae, que recibe el
apoyo de la Fundación para el Desarrollo Bosquimano.
HABLAN
DIFERENTES LENGUAS
Entre las lenguas
bosquimanos destacan la ¡kung, kung ekola
o ¡xu, hablada por unas 5.000
personas en Namibia y Angola, la kung
gogabis o kaukau, hablada por
unas 3.000 personas en Namibia, y la kung
tsumkwe o ju’oasi, hablada por
3.000 personas en Namibia y Angola. Los de Botswana hablan otras lenguas igual
que los san, que son unos 16.000 en
Namibia.
Son característicos de las
lenguas de la familia joisana los
chasquidos, diferenciando algunas de ellas hasta ochenta tipos diferentes de
los mismos. Concretamente el 70% de las palabras comienzan con un chasquido,
que se dividen en ingresivos cuando
el aire entra en la boca, y egresivos
cuando el aire sale de la boca.
Hay chasquidos bilabiales,
por ejemplo, uno ingresivo que suena como un beso, y otros que se realizan con
la lengua, dentales, alveolares, laterales o palatales. Según estudios
genéticos recientes, es posible que exista una conexión entre la legua de los san o bosquimanos y la de los pigmeos, que en su origen también podría
haber contenido estos peculiares chasquidos.
CONFLICTOS
PARA DEFENDER SUS TIERRAS
Desde mediados de los años
1990, el Gobierno central de Botswana (predominantemente bantú) ha implantado una política de asentamiento con el objetivo
de expulsar a los bosquimanos de su tierra ancestral en la reserva de caza del
Kalahari y de asentarlos en aldeas recién creadas. Aunque las autoridades
niegan categóricamente que el reasentamiento haya sido forzado, una resolución
del Tribunal Supremo confirmó que el traslado era anticonstitucional y que los
residentes fueron expulsados a la fuerza.
Los bosquimanos llevaron de
nuevo al Gobierno a los tribunales, pero el Tribunal Supremo desestimó el caso.
A estas privaciones y múltiples
obstáculos en la realización de sus derechos se suma el veto a la caza impuesta
por el Ejecutivo a escala nacional que afecta seriamente su capacidad para
alimentarse, ya que su dieta depende mayoritariamente de la caza de
subsistencia. Algunas organizaciones como Survival
International han denunciado que se trata de una medida ilegal e
inconstitucional que viola las propias sentencias de los tribunales de
Botswana.
Además, según declaraciones,
existen intereses lucrativos detrás de los intentos de reprimir la caza entre
los bosquimanos en nombre de la “conservación”, cuando el propio Gobierno
permite la caza de trofeos en el interior de la Reserva de Caza del
Kalahari Central para las élites que pagan por ello, a la vez que fomenta otras
actividades.
Si este conflicto no se
remedia, a no muy largo plazo los bosquimanos podrían llegar a desaparecer del
continente africano.