La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

DRAGÓN DE KOMODO



EL MAYOR LAGARTO DEL MUNDO


También llamado monstruo de Komodo, es una especie de saurópsido de la familia de los varánidos, endémico de algunas islas de Indonesia central. Está considerado como un lagarto de excepcional tamaño, con una longitud media que puede incluso superar los tres metros y un peso alrededor de 80 kilos. A consecuencia de su voluminoso cuerpo y su innata agresividad, son los grandes depredadores de los ecosistemas en los que viven y, a pesar de que estos grandes lagartos se alimentan principalmente de carroña, también cazan y tienden emboscadas a sus presas, que incluyen invertebrados, aves y mamíferos.
La primera vez que científicos occidentales estudiaron los dragones de Komodo fue en 1910. Su tamaño y reputación de animal temible los convierte en uno de los animales más populares en los zoológicos. En estado salvaje son una especie amenazada: su ámbito de distribución se ha reducido debido a las actividades humanas y están catalogados como vulnerables. Están protegidos por la ley indonesia y una reserva, el Parque Nacional de Komodo fue fundado en 1980 para contribuir a su conservación.

DESCRIPCIÓN
Su inusual tamaño se atribuía generalmente al gigantismo insular, ya que no hay otros animales carnívoros que puedan ocupar el nicho ecológico de las islas en las que viven. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que su gran tamaño se entiende mejor como un vestigio aislado de una antigua población de grandes varánidos que vivían en Indonesia y Australia, la mayor parte de los cuales, junto con otra megafauna, fue descastada tras su contacto con los humanos modernos. Se han encontrado fósiles en Australia muy similares, de más de 3,8 millones de años de antigüedad y su tamaño permaneció estable en Flores, una de las pocas islas indonesias donde se le puede encontrar en la actualidad, desde que esta isla (junto con otras vecinas) fueron aisladas por los crecientes niveles del mar.
El dragón de Komodo tiene una cola fuerte y musculosa tan larga como su cuerpo y aproximadamente 60 dientes serrados, que se cambian a menudo y que pueden medir hasta 2,5 centímetros de largo. Su saliva suele estar manchada de sangre, puesto que los dientes están casi cubiertos de tejido gingival que se daña de forma natural durante la masticación. Esto crea un cultivo ideal para las virulentas bacterias que viven en su boca.
Tiene una lengua larga y amarilla, marcadamente bifurcada. La usa para oler, detectar sabores y percibir estímulos, al igual que otros muchos reptiles utilizando el órgano de Jacobson y que le ayuda a orientarse en la oscuridad. Teniendo un viento favorable y con su hábito de balancear su cabeza de un lado para otro cuando anda, es capaz de descubrir carroña a distancias de cuatro a casi diez kilómetros.
Las fosas nasales de estos animales no son de gran utilidad para percibir olores, dado que carecen de diafragma. Tan solo cuenta con unas pocas papilas gustativas en la parte de atrás de la garganta. Sus escamas, algunas de las cuales están reforzadas con hueso, tienen placas sensoriales conectadas con nervios que facilitan su sentido del tacto. Las escamas alrededor de los oídos, labios, barbilla y planta de los pies pueden tener tres o más placas sensoriales.
Se creía en principio que eran sordos como consecuencia de un estudio que no mostró ninguna agitación en ejemplares salvajes en respuesta a susurros, voces elevadas o gritos. Este estudio fue cuestionado cuando una trabajadora del zoológico de Londres entrenó a un espécimen en cautividad del parque para salir a alimentarse con el sonido de su voz, aun cuando el animal no podía verla.
No tienen un sentido del oído particularmente agudo, a pesar de sus visibles conductos auditivos, y sólo es capaz de oír sonidos entre 400 y 2000 hercios.
Son capaces de ver hasta una distancia de 300 metros, pero dado que sus retinas sólo contienen conos, se cree que tiene una pobre visión nocturna. Es capaz de percibir el color, pero tiene una pobre discriminación visual de objetos inmóviles.

HÁBITAT
El dragón de Komodo prefiere lugares cálidos y secos, y suele vivir en prados abiertos con hierbas atas y arbustos, sabanas y zonas bajas de bosques tropicales, aunque también pueden encontrarse en otros hábitats como playas y lechos secos de los ríos. Los jóvenes son arbóreos y viven en regiones arboladas hasta los ocho meses de edad.
Como animal ectotermo, es más activo durante el día, aunque también manifiesta cierta actividad nocturna. Son básicamente solitarios, y sólo se reúnen para emparejarse y comer. Son capaces de correr a gran velocidad en breve carreras de hasta 20 kilómetros/hora, de zambullirse a una profundidad de cuatro o cinco metros, y de escalar árboles con facilidad cuando son jóvenes gracias a sus fuertes zarpas. Son buenos nadadores y pueden recorrer grandes distancias a nado para alcanzar islas vecinas.
Para cazar presas que están fuera de su alcance puede ponerse de pie sobre sus patas traseras usando la cola como apoyo. A medida que el dragón de Komodo madura, utiliza sus garras principalmente como arma, dado que por su gran tamaño se vuelven poco prácticas para escalar.
La época de apareamiento comienza entre julio y agosto, y la puesta de huevos en septiembre. Depositan aproximadamente unos veinte huevos en nidos abandonados, y los incuban durante siete u ocho meses, hasta su eclosión en abril cuando los insectos son más abundantes. Los jóvenes son vulnerables, por lo que suelen morar en árboles, a salvo de depredadores y adultos caníbales. Tardan entre tres y cinco años en madurar, y suelen vivir hasta los cincuenta años. Estos lagartos se encuentran entre los pocos vertebrados con capacidad de reproducción por partenogénesis, proceso por el que las hembras pueden poner huevos viables en situaciones de ausencia de machos.

CARNÍVOROS Y CARROÑEROS
Los dragones de Komodo son carnívoros y, aunque se alimentan por lo general de carroña, también tienden emboscadas a presas vivas acercándose sigilosamente. Es capaz de localizar una animal muerto o agonizante a gran distancia. Se han documentado casos de dragones derribando cerdos grandes y ciervos con su fuerte cola. Es frecuente que las presas grandes sean devoradas por varios ejemplares, o que, si la presa consigue inicialmente escapar, pero queda herida, sea cobrada finalmente por otro u otros dragones.
Se alimentan arrancando grandes trozos de carne de sus presas y tragándoselos enteros, mientras sujetan el cadáver con las patas anteriores. En el caso de presas pequeñas, como cabras por ejemplo, suelen tragarse las presas enteras. La copiosa cantidad de saliva roja que producen contribuye a lubricar la comida, pero a pesar de ello tragársela continúa siendo un proceso largo (15-20 minutos para tragarse una cabra). Pueden intentar acelerar el proceso embistiendo el cadáver contra un árbol para forzarlo a bajar por la garganta, y a veces embisten con tanta fuerza que pueden incluso derribar el árbol.
Debido a su lento metabolismo, los dragones grandes pueden sobrevivir con tan sólo doce comidas al año. Al acabar la digestión, regurgita una masa de cuernos, cabellos y dientes conocida como pelota gástrica, que está cubierta de una mucosidad maloliente. Tras regurgitar la pelota gástrica, se frota la cara contra el suelo o contra arbustos para deshacerse de la mucosidad, lo que sugiere que, como en el caso de los humanos, no les gusta el olor de sus propias excreciones.
Debido a su tamaño y reputación de animales temibles no suelen ser muy frecuentes en zoológicos, dado que también son vulnerables a infecciones y enfermedades parasitarias. Los nativos indonesios sienten auténtico pavor por estos animales, dada su agresividad. Tal es el respeto que les tienen, que muchos indígenas creen que en realidad se trata de familiares suyos que se han reencarnado y por eso hay que tratarlos con máximo cuidado si alguien se los encuentra en la selva. Aunque sean raros los casos de ataques a humanos, existe constancia en la zona de las islas indonesias de muertes causadas por dragones de Komodo.