CUNA
DE LA HUMANIDAD
La
meca de la arqueología en la
Garganta de Olduvai habla del origen del ser humano. Se trata
de una zona de barrancos considerada como la cuna de la humanidad ya que se
está en la creencia de que fue aquí donde empezó la vida, en realidad el inicio
de todo.
La
famosa Garganta de Olduvai en Tanzania fue descubierta para la Arqueología por la
familia Leakey y la mayor parte de la investigación en la década de los años 60
fue financiada por la
National Geographic.
Espectaculares descubrimientos de fósiles de homínidos y los que por entonces
eran los yacimientos prehistóricos arqueológicos más antiguos de la Humanidad convirtieron a
esta garganta en el centro de los estudios de la evolución humana. Aún hoy no
existen en ningún otro lugar yacimientos de dos millones de años con el grado
de preservación tan excepcional como los de Olduvai.
LA
AVENTURA
HUMANA
Los
cambios climáticos producidos por la colisión de las placas tectónicas
provocaron la formación de toda una serie de casquetes de hielo que sumieron el
planeta en un invierno de miles de años de duración. A medida que las
temperaturas y los índices de pluviosidad descendieron, los bosques fueron
reemplazados por praderas, los pájaros desarrollaron nuevos patrones migratorios
y los animales se vieron obligados a adaptarse o morir.
Hace
unos cuatro millones de años, cierta rama de primates arborícolas comenzó a
experimentar un nuevo modo de vida, se aventuró por las praderas, donde algunos
de ellos llegarían a ser bípedos. Su capacidad cerebral se incrementó gracias a
la novedosa experiencia de utilizar las manos (ahora libres) para fabricar
herramientas que les ayudaran a sobrevivir en las más duras condiciones
climáticas. Aquellos chimpancés bípedos evolucionaron rápidamente hasta
convertirse en criaturas como los humanos, simios que aprendieron a
comunicarse, cantar y hacer fuego.
Varias
especies de aquellos humanos poblaron los continentes durante al menos dos
millones de años y se desplazaron de un lugar a otro, llevando consigo a sus
hijos y compartiendo todo lo que tenían. Vivían en armonía con la naturaleza y
ello significaba mudarse periódicamente y así dar a la tierra tiempo para
recuperarse. La población alcanzó los cinco millones de individuos.
Primero
Australia y después América se vieron sacudidas por el desastre, ya que hace
entre 40.000 y 10.000 años, la mayoría de los grandes mamíferos se
extinguieron, lo que privaba a aquellos ecosistemas de los beneficios de
algunas de las criaturas más poderosas del reino animal, tales como bóvidos,
caballos y camellos. Entonces, hace unos 12.700 años, se produjo un repentino
cambio climático; la última Edad del Hielo llegó a su fin y, tras ella, los
habitantes del Mediterráneo y Oriente Medio, en un intento por sobrevivir se
aventuraron en el desarrollo de una forma de vida experimental. Descubrieron
cómo manipular la naturaleza por medio de la selección artificial, aprendieron
a cultivar la tierra y a domesticar a los animales.
Una
vez que el clima se hubo estabilizado, algunos grupos desarrollaron una forma
de vida nómada, pudiendo llevar consigo a sus rebaños domesticados de vacas,
ovejas, cerdos y cabras. Otros grupos construyeron asentamientos más
permanentes, pueblos y ciudades, donde la práctica de la agricultura proporcionaba
excedentes que servían para alimentar a una población que había dejado de estar
ligada a la tierra.
Aparecieron
los primeros exploradores, conquistadores, reyes, aventureros, artesanos,
comerciantes y esclavos. En la incansable marcha hacia el nuevo mundo de las
civilizaciones, la tradicional relación entre el ser humano y el resto del
reino natural comenzó a alterarse hasta alcanzar límites insospechados.
GEOLOGÍA Y PALEONTOLOGÍA
La Garganta
de Olduvai o de Oldupai constituye uno de los lugares más importantes en el
este de África en relación a yacimientos paleontológicos y arqueológicos
prehistóricos olduvayenses y achelenses. Los barrancos de este cañón también
son conocidos oficiosamente con el sobrenombre de “cuna de la humanidad”.
Está
ubicada al este de la llanura del Serengeti en el norte de Tanzania, dentro de
lo que es el Gran Valle del Rift, una gran depresión que comprende unos 2.900 kilómetros,
donde la tectónica y la erosión han dejado al descubierto sedimentos de una
antigüedad comprendida entre algo más de dos millones de años hasta hace unos
15.000 años (Plioceno superior – Pleistoceno).
El
gobierno tanzano prefiere denominar el lugar con su nombre original masai de
Oldupai, y así se encuentra escrito en todos los indicadores de carretera. El
término proviene del nombre local de la planta sansevieria ehrenbergil, muy abundante en esta zona, cuya principal
característica es que retiene en su interior agua, por lo que es masticada por
elefantes y masais cuando este líquido escasea. La confusión se arrastra desde
que llegaron los primeros exploradores alemanes a principios del siglo XX, que
transcribieron incorrectamente su nombre original.
Hace
millones de años este emplazamiento estaba ocupado por un gran lago, cuyas
orillas se cubrieron con depósitos sucesivos de cenizas volcánicas. Hace medio
millón de años la actividad sísmica produjo la modificación de la red fluvial,
drenándose el lago y comenzando a erosionar los sedimentos. Actualmente, en las
paredes de la garganta ha quedado al descubierto un conjunto estratigráfico de
unos cien metros de espesor en el que se han diferenciado hasta siete niveles
principales.
El
conjunto sedimentario corresponde a depósitos de origen lacustre, aluviales y
fluviales, con intercalaciones de tobas volcánicas.
Las
capas de cenizas y piedras volcánicas (piroclastos) permiten realizar
dataciones radiométricas, principalmente con los métodos de datación por
potasio-argón y argón-argón y, por tanto, fechar los objetos que contienen o
datar por encima o por debajo, según se ubiquen en la serie.
La Garganta
de Olduvai, por ejemplo, tiene la distinción de tener los testimonios más
antiguos de caza de elefantes, que se atribuye a Homo ergaster.
HISTORIA
El
entomólogo Wilhelm Kattwinkel recolectó fósiles en el lugar en 1911, tras lo
cual fue organizada una expedición dirigida por el geólogo Hans Reck, que dos
años después descubrió un esqueleto humano. Los trabajos de excavación fueron
iniciados por el matrimonio Louis y Mary Leakey en los años 1950 y fueron
continuados durante el siglo XX por el profesor Fidelis Masao de la Open University of Tanzania con ayuda financiera del Earthwatch Institute. Hubo también
equipos de arqueólogos de la Rutgers University.
Desde
2006 hasta la actualidad trabaja en este emplazamiento un equipo internacional
financiado, en mayor parte, por entidades españolas, dirigido entre otros por
los prehistoriadores Manuel Domínguez Rodrigo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y Enrique Baquedano, director
del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid,
ambos codirectores del Instituto de la Evolución en África
(IDEA).
En
las proximidades de la
Garganta de Olduvai está situado el museo que presenta
exposiciones relativas a la historia de la garganta.