Junto a
pruebas documentales, la excavación en un páramo de Zaragoza ayuda a situar un
asentamiento musulmán cuya pista se perdió hace siglos
Una excavación en un páramo de Ateca
(Zaragoza) presenta material taifal hispano musulmán del siglo XI o principios
del XII que, junto a pruebas documentales, han ayudado a situar un asentamiento
musulmán, cuya pista se perdió hace siglos, y que dio nombre a la cidiana
batalla de Alcocer.
Cuenta el célebre Cantar de Mio Cid que Rodrigo Díaz de Vivar y su ejército tomaron Alcocer frente a los musulmanes con esta argucia: fingieron abandonar su campamento y cuando los habitantes de esta población se acercaron a una tienda abandonada, los del Cid les sorprendieron y tomaron el pueblo.
Otros 3.000 hombres más llegados desde Valencia fueron vencidos en una cruenta batalla por el Cid y los suyos, que prosiguieron el camino del destierro Jalón abajo, con un sustancioso botín en los bolsillos y tres mil marcos de plata, fruto de la venta de Alcocer a los pueblos cercanos.
Aunque la localidad de Alcocer tiene una gran importancia en el cantar de gesta, que se basa libremente en la figura del caballero castellano del siglo XI Rodrigo Díaz de Vivar, su pista se perdió hace siglos, lo que dio lugar a un debate entre los estudiosos acerca de la existencia real o no de ese asentamiento musulmán que se recoge en el cantar.
Cuenta el célebre Cantar de Mio Cid que Rodrigo Díaz de Vivar y su ejército tomaron Alcocer frente a los musulmanes con esta argucia: fingieron abandonar su campamento y cuando los habitantes de esta población se acercaron a una tienda abandonada, los del Cid les sorprendieron y tomaron el pueblo.
Otros 3.000 hombres más llegados desde Valencia fueron vencidos en una cruenta batalla por el Cid y los suyos, que prosiguieron el camino del destierro Jalón abajo, con un sustancioso botín en los bolsillos y tres mil marcos de plata, fruto de la venta de Alcocer a los pueblos cercanos.
Aunque la localidad de Alcocer tiene una gran importancia en el cantar de gesta, que se basa libremente en la figura del caballero castellano del siglo XI Rodrigo Díaz de Vivar, su pista se perdió hace siglos, lo que dio lugar a un debate entre los estudiosos acerca de la existencia real o no de ese asentamiento musulmán que se recoge en el cantar.
"Ha
habido autores muy reconocidos que han pensado que Alcocer no ha existido nunca
y que ese episodio fue un invento para realzar la figura del Cid", explica el historiador atecano
Francisco Martínez, que indaga desde hace más de treinta años acerca de los
pasos del personaje.
Los topónimos que aparecen en el Cantar, las pruebas documentales, así como
una excavación previa en 2004 en el paraje de Ateca denominado La Mora
Encantada determinaron que se trataba, de forma muy probable, de la ubicación
del desaparecido asentamiento de Alcocer.
Evidencias que demuestran que ese
lugar "por lo menos geográficamente no es pensado, sino que es real",
defiende el estudioso, ya que el Cantar
tiene un trasfondo biográfico y al tratarse de una gesta hay que averiguar qué
episodios se basan en hechos reales y cuáles son imaginarios.
Una nueva excavación realizada el
pasado diciembre por los arqueólogos José Luis Cebolla y Francisco Javier Ruiz
y financiada por la Diputación Provincial de Zaragoza, corrobora que los restos
de utensilios encontrados pertenecen a finales del siglo XI o principios del
XII, por lo que podrían coincidir con la época del Cid.
Lo más curioso es que en el paraje se
han encontrado grandes porcentajes de ceniza en la tierra, fragmentos quemados
y restos de vasijas rotas en muchos trozos que dan señales, según el
historiador, de que ese campamento musulmán fue abandonado precipitadamente y
por causas no deseadas por sus pobladores.
Pero, ¿por qué esa aparente huida de
los habitantes de Alcocer? Martínez enumera dos posibles razones: o bien
realmente existió un episodio histórico relacionado con el Cid y el poblado se
abandonó a finales del siglo XI, o bien el sitio fue quemado durante la
conquista de Alfonso I el Batallador de la comarca de Calatayud en 1120.
"Si
además excavas y lo que salen son restos de un poblado que tiene material
cerámico del siglo XI y que está abandonado precipitadamente puede coincidir
con la historia",
relata Martínez en cuanto a las conexiones con el cantar.
De hecho, del actual camino del Cid que sigue las huellas literarias e históricas de Rodrigo Díaz de Vivar a través de las provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante, los de Alcocer son, según el investigador, "los únicos restos cidianos de que se tiene constancia y se ha verificado que existieron en la época del Cid".
Ahora, el yacimiento aguarda tapado una posible nueva campaña para descubrir su extensión o cómo fue abandonado y los restos encontrados, que incluyen cerámicas barnizadas y utensilios domésticos, como un molino de mano o el mango de un cuchillo, serán restaurados.
De hecho, del actual camino del Cid que sigue las huellas literarias e históricas de Rodrigo Díaz de Vivar a través de las provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante, los de Alcocer son, según el investigador, "los únicos restos cidianos de que se tiene constancia y se ha verificado que existieron en la época del Cid".
Ahora, el yacimiento aguarda tapado una posible nueva campaña para descubrir su extensión o cómo fue abandonado y los restos encontrados, que incluyen cerámicas barnizadas y utensilios domésticos, como un molino de mano o el mango de un cuchillo, serán restaurados.
A la espera de despejar incógnitas y
fuera realidad o leyenda la batalla de Alcocer, uniendo todos los indicios
toponímicos, topográficos y documentales, el sitio que se describe en el Cantar, "difícilmente podría ser otro que el de La Mora Encantada", defiende
el historiador.