UNA GRAN AVENTURA LITERARIA
El
joven Jim Hawkins, el caballero John Trelawney, el doctor David Livesey, el
capitán Smollett, el pirata Perro Negro, el timonel Israel Hands, el temible
John Silver “El Largo” siempre acompañado de su loro Capitán Flint… todos ellos
son los protagonistas de La isla del
tesoro, la excepcional novela escrita por Robert Louis Stevenson, conocido
por ser el autor de algunas de las historias fantásticas y de aventuras más
clásicas y famosas conocidas en todo el mundo, varias de las cuales fueron
llevadas varias veces al cine a lo largo del siglo XX.
UNA INFANCIA ENFERMIZA
Robert
Louis Stevenson nació en Edimburgo (Escocia) el 13 de noviembre de 1850, siendo
hijo único del ingeniero y constructor de faros Thomas Stevenson y de Margaret
Isabella Balfour. Fue bautizado como Robert Lewis Balfour, pero cuando alcanzó
la mayoría de edad, su padre hizo que le cambiaran el nombre de Lewis por la
versión francesa de Louis, para evitar las asociaciones con un político radical
de igual nombre.
La
familia de su madre debía su apellido a Alexander Balfour, quien poseía tierras
en la región de Fife en el siglo XV. Su abuelo materno, Lewis Balfour había
sido pastor de la Church
of Scotland en la localidad aledaña de Colinton, donde Stevenson solía pasar
las vacaciones en la infancia. Curiosamente, el escritor Graham Greene fue, en
línea materna, sobrino-nieto de Robert Louis.
Sus
padres también eran presbiterianos de la iglesia de Escocia. La salud de su
madre estaba constitucionalmente debilitada y padecía de enfermedades
respiratorias, debilidad de la cual también Stevenson sufrió durante toda su
vida. El clima escocés de veranos frescos e inviernos lluviosos y nublados,
eran un gran inconveniente tanto para la madre como para el hijo.
Por
consejo del médico de la familia pasaban muchas mañanas en cama. Para aliviar a
la madre, la familia contrató en 1852
a la niñera Alison Cunningham, llamada Cummy, quien impresionaba tanto al
pequeño Louis con su calvinismo austero y sus historias nocturnas truculentas,
que comenzó a tener pesadillas por las noches.
Cuando
apenas contaba con dos años de edad, su familia ya llevaba al pequeño Louis a
la iglesia. Allí escuchaba los sermones con historias, por ejemplo, sobre Caín
y Abel, el libro de Daniel o sobre el Diluvio Universal. Se agregaban a estos
estímulos los relatos truculentos de Cummy
sobre la oscura historia de la iglesia escocesa, los cuales asustaban al niño,
pero al mismo tiempo le producían una gran fascinación. Su obra estuvo siempre
fuertemente influida por aquellas experiencias infantiles. Cummy se preocupaba por él de manera conmovedora cuando yacía
enfermo en cama y le leía pasajes de Pilgrim’s
Progress de John Bunyan, y de la
Biblia.
A
su primera ocupación favorita de “jugar a la iglesia” (construyendo un púlpito
con sillas y mesas, desde donde recitaba y cantaba como si fuera un pastor), le
siguió la afición por inventar historias. Según consignó su madre en un diario
sobre su hijo, el primer quinteto lo escribió en septiembre de 1855, cuando
estaba a punto de cumplir cinco años. Margaret llevó un diario sobre la vida de
su hijo, a quien llamaba familiarmente Lou
o Scout (en escocés “salmón de un
año”), hasta que cumplió 39 años, de ahí que la infancia y juventud de Robert
Louis Stevenson esté muy bien documentada.
A
finales de 1857 asistió a la Henderson
Preparatory School, aunque por razones de salud, solamente
podía participar en clases durante dos horas diarias. Tras pocas semanas, una
bronquitis acabó con su asistencia regular a la escuela y comenzó a recibir
clases particulares privadas en los años siguientes. Al cabo de cierto tiempo
ingresó en la Edimburgh
Academy, una escuela superior que a su vez abandonó a los 13
años de edad. Después de una breve estancia en el internado de Spring Grove,
cerca de Londres, regresó para asistir desde 1864 a una escuela privada
de su ciudad natal.
Durante
su infancia escribió constantemente ensayos e historias. El primer libro
histórico del joven Stevenson, Pentland
Rising, lo escribió en la tradición de las novelas de Sir Walter Scott y
apareció en 1866. Para los editores no constituyó riesgo alguno, puesto que su
padre se tuvo que comprometer a comprar los ejemplares que hasta una fecha
determinada no hubiesen sido vendidos. La novela tenía un escaso valor
literario. Sin embargo, veinte años más tarde, cuando el autor ya era famoso,
llegó a alcanzar un gran éxito de ventas.
En
el año 1867 Thomas Stevenson adquirió una casa de campo como residencia de
verano, el Swanston Cottage, cerca de Edimburgo y ubicada a los pies del área
montañosa de Pentland Hills. Con el transcurrir de los años, esta casa se
transformó en el refugio frecuente del futuro escritor.
Abandonó
sus estudios universitarios en varias ocasiones. Enseguida aparecieron en él
los primeros síntomas de la tuberculosis e inició una serie de viajes por el
continente. A los 26 años conoció en Grez (Francia) a Fanny Osbourne, una mujer
norteamericana que estaba separada y se enamoraron. Ella partió a California
para tramitar su divorcio y Stevenson la siguió. Se casó con ella y al
principio vivieron en Calistoga, en el lejano Oeste.
LA ISLA DEL TESORO
Stevenson
tenía 30 años cuando comenzó a escribir La
isla del tesoro, su primer gran éxito como novelista. Los primeros capítulos
los escribió en Braemar, en las tierras altas escocesas y mientras pasaba allí
el verano con su familia.
Su
salud, no obstante, empezó de nuevo a empeorar. El matrimonio se mudó a
Edimbugo, después a Davos (Suiza) y finalmente a una finca que les regaló su
padre, en el balneario de Bournemouth. Más tarde se trasladaron a Nueva York,
donde conoció a Mark Twain, autor de Las
aventuras de Tom Sawyer, y en los años siguientes, tras una breve estancia
en San Francisco, decidió viajar con su mujer a las islas del Pacífico Sur,
donde al final acabó estableciéndose con toda la familia. La relación de
Stevenson con los aborígenes, que lo bautizaron como Tusitala o lo que es igual “el que cuenta historias”, fue muy
cordial, pero política: de hecho, el escritor tomó partido por uno de los jefes
locales contra la dominación alemana del archipiélago y escribió en la prensa
británica sobre la penosa situación de los samoanos.
Durante
todos estos años no dejó de escribir. Después del gran éxito de La isla del tesoro, llegaron otros
títulos importantes como fueron La flecha
negra y Prince Otto.
EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y EL SEÑOR HYDE
Otra
de sus novelas famosas fue El extraño
caso doctor Jekyll y el señor Hyde a
la que siguieron: Secuestrado (1886),
The Master of Ballantrae (1888) y The Wrong Box (1889), además de The Wrecker (1892), Catriona (1893), La isla de
la aventura (1894) y una serie de relatos de experiencias y observaciones
efectuadas en las islas Marquesas, Pomotú y Gilbert, durante dos cruceros
realizados entre 1888 y 1889.
Stevenson
escribió también diferentes libros de cuentos.
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde,
la que obtuvo mayor resonancia después de La
isla del tesoro, se publicó en
inglés por primera vez en 1886. Trata acerca de un abogado que investiga la
extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo
Edgard Hyde.
A
principios de otoño de 1885, los pensamientos de Stevenson giraban en torno a
la idea de la dualidad del hombre y cómo incorporar esta dualidad del bien y
del mal en una historia. Una noche tuvo un sueño y al despertar ya tenía la
idea para su obra. El libro es conocido por ser una representación vivida de un
trastorno psiquiátrico que hace que una misma persona tenga dos o más entidades
o personalidades con características opuestas entre sí. En Psiquiatría, esto
hace referencia al trastorno disociativo de la identidad (anteriormente
conocido como Trastorno de Personalidad Múltiple). No se debe confundir esta
psicopatología con el Trastorno Bipolar. La novela fue otro éxito inmediato y
uno de los libros más vendidos de Stevenson. Las adaptaciones teatrales
comenzaron en Boston y Londres un año después de su publicación y aún hoy
continúa inspirando películas e interpretaciones interesantes.
Robert
Louis Stevenson murió en 1894 de un ataque cerebral. Un año antes, relató en
una carta: “Durante catorce años no he
conocido un solo día efectivo de salud. He escrito con hemorragias, he escrito
enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos”.
Era
conocida su afición al alcohol, lo que le había acarreado diversos problemas de
salud. Su cuerpo fue enterrado en la misma isla, en el monte Vaea.
UN LEGADO EXCEPCIONAL
Ante
la aparición de la novela naturalista o psicológica, Stevenson revindicó el
relato clásico de aventuras, en el que el carácter de los personajes se dibuja
en la acción. Su estilo elegante y sobrio, así como la naturaleza de sus
relatos y sus descripciones, llegaron a influir en escritores del siglo XX como
Joseph Conrad, Graham Greene, G.K.Chesterton y H.G. Wells.
Su
impresionante legado es una vasta obra que incluye novelas mayores, cuentos,
crónicas de viaje, obras de teatro, poesía, ensayos y cartas que, en las
diferentes ediciones de obras completas, alcanzan más de treinta volúmenes.
Murió
joven, con apenas 44 años, pero el conjunto de su obra, especialmente sus
excepcionales novelas, serán siempre inolvidables.