La Puerta Santa de la
catedral compostelana fue abierta el pasado 13 de diciembre de forma
extraordinaria y con motivo del Año Jubilar de la Misericordia decretado por el
Papa Francisco.
Galicia y Santiago muy
especialmente vuelven por tanto a convertirse en destacado destino turístico
para todos los peregrinos y los visitantes en general en este año que recién
comienza.
Dada esta singular
circunstancia, TIEMPO DE VIAJAR publicará
a lo largo de 2016 una serie de reportajes especiales dedicados a la
maravillosa y entrañable tierra gallega.
Es Galicia un mundo
aparte, distinto a todo el resto de España. Tiene una vida y una historia
propias, con sus montañas y sus bosques, con su costa recortada, abrupta,
castigada, con su gran riqueza piscícola y un mítico mar resonante ante ella.
Es Galicia el Finisterre
de Europa. Un mundo con su lengua antigua, íntima y noble, preciosa desde la
literatura medieval, que liga con la sensibilidad de la creación literaria
moderna.
Galicia es un país
mágico y supremamente melancólico, aunque cruzado, como todas las tierras de
honda tristeza por súbitas y satíricas alegrías. Sus paisajes son de una
hermosura inconfundible, sus bosques de robles, de castaños y abedules, sus
montes de lobos, sus costas de naufragios, sus rías de indefinible encanto. Su
campiña antigua y patriarcal es algo único e inolvidable. Y luego están sus
ciudades presididas por Santiago de Compostela, una de las más antiguas
atracciones de viajeros de Europa, metrópoli religiosa y artística, y uno de
los más puros centros intelectuales de la historia de la civilización cristiana
de Occidente. Es Santiago una de las ciudades más prestigiosas del mundo y sin
discusión una de las más bellas.
Pero la Galicia
monumental no es sólo Santiago. Lo son también La Coruña, Pontevedra, Orense,
Lugo, Vigo… Y los deliciosos pazos,
las casas rurales y las ruas
ciudadanas. Todo ello sin olvidar, por supuesto, los viejos caminos que desde
hace siglos han traído peregrinos de todo el mundo hasta la tumba del Apóstol,
atravesando tierras casi de media península: un camino medieval de
civilización, que fue esencial para la vida espiritual de Galicia, para su
historia y su sensibilidad.
Galicia entera, de piedra y luz, de sombras y nieblas, con sus gentes sufridas, ironicas y laboriosas, está enamorada de su pasado, pero vive ávidamente su presente. Una tierra amada y eterna, encabezada por el grito espiritual lanzado al cielo, de las torres altas de la catedral de Compostela .