AMOR A LOS GORILAS
Mientras
que la caza furtiva fue ilegal en el Parque Nacional de los Volcanes de Virunga
en Ruanda desde 1920, la ley raramente fue aplicada por los conservadores de
dicho parque, quienes fueron habitualmente sobornados por los cazadores
furtivos. En varias ocasiones, Dian Fossey fue testigo de las consecuencias de
la capturas de gorilas bebé a petición de los zoológicos: “Los gorilas van a luchar hasta la muerte para proteger a sus crías y
los secuestros a menudo dan como resultado hasta diez gorilas adultos muertos y
otros sufren heridas durante su captura”.
A
través de la Fundación Digit, Dian Fossey financió patrullas para
destruir las trampas de los cazadores furtivos en el área de estudio de
Karisoke. En sólo cuatro meses de 1979, la patrulla de Fossey, que constaba de
cuatro empleados africanos, destruyó casi un millar de trampas en las
proximidades de su área de investigación. Por el contrario, en el mismo periodo
de tiempo, el oficial ruandés responsable del parque, con veinticuatro miembros
de personal a su cargo, no erradicó ninguna de las trampas de los furtivos. En
la parte oriental del parque no patrullada por Fossey, los furtivos acabaron
erradicando prácticamente todos los elefantes por el marfil y mataron a más de
una docena de gorilas. El trabajo de la doctora e investigadora ayudó al
arresto de varios cazadores furtivos, algunos de los cuales están cumpliendo
largas condenas de prisión.
UNA VIDA DEDICADA A LOS GORILAS
Nacida
en San Francisco en 1932, Dian Fossey se graduó en Terapia Ocupacional en el
San José State Collage en 1954, pasando varios años trabajando en un hospital
de Kentucky. Motivada por el trabajo de George Schaller, destacado zoólogo
estadounidense que se dedicó al estudio de los gorilas, ella viajó a África en
1963. En septiembre de aquel año llegó a Nairobi (Kenya) y se encontró con el
famoso actor William Holden, dueño del Treetops Hotel, quien la introdujo en su
guía de safari. En las siguientes semanas recorrió Kenya, Tanzania, la República Democrática
del Congo y Zimbabwe. La ruta incluyó visitas a Tsavo, uno de los mayores
parques nacionales africanos, el lago de Manyara, famoso por atraer bandadas
gigantescas de flamencos, así como el cráter del Ngorongoro, bien conocido por
su abundante flora y fauna. Los dos últimos lugares de la visita fueron la Garganta de Olduvai en
Tanzania (el lugar arqueológico de Louis y Mary Leakey), y el monte Mikeno en
el Congo, donde en 1959 el zoólogo Georges Schaller había llevado a cabo el estudio
pionero sobre los gorilas de montaña.
Una
vez en África observó y estudió a los grandes simios de las montañas en su
hábitat natural y conoció al antropólogo británico Louis Leakey, de quien
aprendió la importancia del estudio de estos animales para comprender la
evolución humana.
En
1966 logró el importante apoyo de la Nacional Geographic Society y la Fundación Wilkie para trabajar
en Zaire, pero pronto la complicada situación política del país la forzaría a
trasladarse a Ruanda para proseguir sus investigaciones. Su paciencia y
meticulosa observación de los gorilas le permitieron comprender e imitar su
comportamiento, ganando paulatinamente la aceptación de varios grupos. Aprendió
a reconocer las características únicas de cada individuo, llegando a tener con
ellos una relación de mutua confianza y afecto. Karisoke, su lugar de estudio,
se convirtió en centro internacional de investigación sobre los gorilas cuando
ella lo fundó en 1967. En 1974 recibió el grado de doctora en Zoología por la Universidad de
Cambridge, en el Reino Unido.
En
1983 publicó Gorilas en la niebla,
libro en el que expuso sus observaciones y su relación con los gorilas en todos
sus años de trabajo.
Fossey
hizo descubrimientos sensacionales sobre los gorilas y alcanzó logros científicos
como nunca se habían realizado hasta entonces. Interesantes trabajos sobre su
comportamiento, su vocalización, la existencia muy rara de infanticidio en los
grupos, sus dietas, su capacidad para reciclar nutrientes, definiéndolos como “seres dignos y gentiles gigantes altamente
sociales con personalidad individual y fuertes relaciones familiares”.
A
lo largo de sus veintidós años de estudio con los gorilas, Fossey combatió la
actividad de los cazadores furtivos que estaban llevando la especie de los gorilas
de montaña a la extinción. Esta lucha le creó muchos enemigos y se sospecha que
fue el motivo de su asesinato en 1985.
Seis
meses antes de su muerte, el corresponsal Barry Shlachter citó a Fossey en una
de sus últimas entrevistas, diciendo que “Ella
estaba habituando a los gorilas sólo a las personas blancas, porque los negros
eran cazadores furtivos”.
TRÁGICA MUERTE
Dian
Fossey siempre se opuso firmemente al turismo en su área de trabajo, aduciendo
que los gorilas son muy susceptibles a las enfermedades de los seres humanos
como la gripe para las que no tienen inmunidad. Ella misma reportó varios casos
en los que los gorilas murieron a causa de enfermedades transmitidas por los
turistas. Consideraba al turismo como una injerencia en su comportamiento
salvaje natural y por ello criticó algunos programas turísticos, a menudo
pagados por organizaciones internacionales de conservación, por interferir
tanto en su investigación como alterando la paz del hábitat de los gorilas de
montaña.
En
la actualidad, sin embargo, la Dian Fossey Gorilla Fundation International
reconoce la importancia del turismo para ayudar a crear una comunidad estable y
sostenible dedicada a la protección de los gorilas y su hábitat.
El
cuerpo de Dian Fossey fue encontrado muerto en el dormitorio de su cabaña en
las montañas Virunga (Ruanda). Nunca se creyó que el robo fuese el móvil del
asesinato, dado que los objetos de valor, varios miles de dólares en efectivo,
cheques de viajero y el equipo fotográfico al completo permanecieron intactos.
Su
muerte brutal, a machetazos, fue atribuida a jefe de los cazadores furtivos de
gorilas contra los que luchó. El cráneo de Fossey apareció dividido por una
panga (machete), una herramienta habitual para los cazadores furtivos que había
confiscado a un cazador furtivo en los años anteriores y que posteriormente
colgó como decoración en la pared de su sala de estar junto a su dormitorio.
Fossey
fue enterrada en Karisoke, en el mismo lugar que ella había construido, un
cementerio para gorilas, sus amigos. También tuvieron lugar servicios
conmemorativos en Nueva York, Washington y California.
Su
testamento establecía que todo su dinero (incluidas las ganancias de la
película Gorilas en la niebla)
debería ser destinado a la Fundación Digit que ella creó
para financiar las patrullas contra la caza furtiva. Sin embargo, su madre
impugnó dicho testamento y ganó.
Durante
el periodo del terrible genocidio que asoló Ruanda en 1994, el campamento quedó
completamente saqueado y destruido. Hoy sólo quedan algunos vestigios de lo que
fue su lugar de trabajo. Durante la guerra civil, los parques de Virunga se
llenaron de refugiados y la tala ilegal destruyó diferentes áreas.
Uno
de los amigos de Fossey, Shirley Mc.Greal, continúa trabajando para la
protección de los primates a través de la obra de su Liga Internacional de
Protección de Primates, una de las pocas organizaciones de vida salvaje que, de
acuerdo con Fossey, promueve efectivamente la conservación activa.
Desde
su muerte, el Fondo Digit de Fossey
en los Estados Unidos ha sido renombrado como la
Dian Fossey Gorilla Fundation Internacional,
encargado del Centro de Investigación de Karisoke y continúa el seguimiento
diario de los gorilas, así como su protección. El pueblo de Ruanda se ha dado
cuenta de la importancia de los gorilas de montaña y su hábitat natural.
La
última anotación en el diario de la doctora Dian Fossey decía: “Cuando te das cuenta del valor de toda la
vida, piensas menos en lo que es el pasado y te concentras más en la
preservación del futuro”.