La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

LAWRENCE DE ARABIA



UN VIAJERO MÍTICO Y LEGENDARIO

Se han cumplido ochenta años de la muerte del héroe de la rebelión árabe en Oriente Medio. La mañana del 13 de mayo de 1935, Thomas Edward Lawrence fue con su motocicleta a la oficina de correos de Bovington a enviar un telegrama. En el trayecto de regreso, al volver a Clouds Hill y cuando circulaba a unos 65 kilómetros por hora, tras coronar una colina se encontró con dos ciclistas. Viró bruscamente para esquivarlos y perdió el control, saliendo despedido y golpeándose contra el suelo. Sufrió una fractura múltiple de cráneo. Debido a su reacción, los dos jóvenes sobrevivieron, pero Lawrence, sin haber recuperado el conocimiento, falleció seis días después.

UN APASIONADO DE LA ARQUEOLOGÍA
Thomas Edward Lawrence nació en la madrugada del 16 de agosto en Tremadoc (Gales). Fue hijo ilegítimo del aristócrata anglo-irlandés Thomas R. Chapman y Sarah Junner, institutriz, siendo el segundo de los cinco hijos de la pareja.
Lawrence ingresó en el Oxford City High School, donde estudió hasta graduarse en el verano de 1907. Su interés por la historia medieval, por las Cruzadas y la Arqueología se remonta a ésta época y a las excursiones a pie y en bicicleta con su padre y hermanos.
En octubre de aquel año se matriculó en el Jesús College de la universidad de Oxford con una pequeña beca. Animado por David George Hogarth, arqueólogo especialista en Oriente Medio y director del Ashmolean Museum de Oxford, emprendió en el verano de 1909 su primer viaje a Oriente Medio.
El 7 de julio Lawrence desembarcó en Beirut (Líbano) e inició el estudio de los castillos de los Cruzados para su tesis de Oxford. En un viaje a pie de más de 1.700 kilómetros, llegó a explorar hasta 36 castillos, aprendió árabe, tomó notas minuciosas sobre el terreno, dibujos e incluso fotografías.
Presentó su tesis sobre la arquitectura militar de las Cruzadas con todo el material obtenido durante su viaje. Se graduó en Historia con todos los honores.
En otoño, fue invitado por su mentor Hogarth a unirse a la expedición arqueológica que el Museo Británico había organizado para trabajar en los yacimientos hititas de Karkemish, a orillas del Éufrates (frontera turco-siria).
Al poco tiempo de licenciarse y durante varias temporadas de excavaciones bajo la dirección de Leonard Woolley, Lawrence trabajó como arqueólogo, pero también amplió sus conocimientos de la lengua y la cultura árabes, descubriendo su interés por los problemas histórico-políticos de la región. Aquella fue una de las etapas más felices de su vida, según él mismo llegó a manifestar.

DESTINADO A ARABIA
A comienzos de 1914, y de acuerdo con el Museo Británico, Woolley y Lawrence fueron enviados a la península del Sinaí donde debían unirse a la expedición del capitán Stewart F. Newcombe. La función de los arqueólogos era dar una apariencia académica a lo que en realidad se trataba de un estudio topográfico de carácter militar. En el mes de marzo Lawrence estaba de regreso a Karkemish, donde empezó a redactar un informe sobre su trabajo.
El 28 de junio de 1914, el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono austro-húngaro, fue el detonante de la Primera Guerra Mundial. Lawrence se presentó como voluntario, pero no fue admitido hasta octubre en el Geographical Section of the general Staff, primero como civil y más tarde como segundo teniente. Como hablaba árabe y tenía buenos conocimientos sobre el Imperio otomano, posteriormente fue designado para trabajar en el Servicio de Inteligencia del Ministerio de la Guerra británico y destinado a El Cairo (Egipto). Su trabajo consistió en hacer mapas, interpretar información de diversas fuentes y diseñar estrategias de tipo político. Esta misión la cumplió durante dos años, redactando informes sobre la situación política en el seno del Imperio.
En el mes de abril llegó a una crisis la campaña iniciada en Mesopotamia por el mando inglés para proteger los intereses británicos en el golfo Pérsico. En los meses siguientes la rebelión árabe alcanzó un punto crítico.
En otoño, Lawrence fue designado para acompañar hasta Arabia a Ronald Storrs, secretario para Oriente en la Agencia Británica en El Cairo. El 16 de octubre, ambos llegaron a Arabia en una misión secreta en apoyo de la rebelión árabe. Aquel viaje iba a cambiar la vida de Lawrence.
Entretanto, en las provincias meridionales del Imperio otomano se había desatado la rebelión árabe contra los turcos, encabezada por el Jerife Hussein, descendiente del profeta Mahoma y soberano de la provincia del Hijaz en la que se encontraba La Meca, ciudad sagrada del Islam. Durante años, los diplomáticos británicos se habían comunicado en secreto con Hussein, ofreciéndole garantías de que la Corona compartía su sueño de una nación árabe, prometiéndole ayuda. Lo que Hussein ignoraba (y Lawrence también) era que, al mismo tiempo, Gran Bretaña estaba firmando el pacto conocido como Convenio Sykes-Picot, por el que, si los aliados ganaban la guerra, se repartirían entre ellos los territorios del Imperio otomano.
Ronald Storrs visitó al Jerife Hussein y le prometió fondos y material, disponiendo que Lawrence se quedara con él para evaluar la situación.
El 23 de octubre y después de un largo viaje, Lawrence conoció en su campamento a Feisal, hijo del Jerife Hussein y uno de los cuatro hermanos que lideraban a los árabes. La entrevista fue decisiva dado que Feisal le causó una honda impresión.
Lawrence regresó a El Cairo lleno de entusiasmo por la causa árabe y con su característica tenacidad logró que a finales de noviembre le destinaran como enlace temporal al ejército irregular de Feisal, acampado en Yenbo.
Durante el periodo 1916-1918, Lawrence sirvió a los árabes como asesor de Feisal y a Gran Bretaña como enlace del general Allenby. Por aquel entonces ya conocía el acuerdo secreto Sykes-Picot suscrito en mayo de 1916 y que definía las ambiciones territoriales de Inglaterra y Francia en Oriente Medio una vez derrotada Turquía. Sin embargo, se embarcó en la aventura árabe con la convicción de que si lograba establecer a la insurrección árabe como un aliado de plena igualdad gracias a su eficacia, y los árabes llegaban a Damasco antes que sus aliados, conquistando su independencia, el tratado habría resultado inútil. Este razonamiento contradictorio y, sin embargo válido, es el que inspiró su intervención en el avance de las fuerzas irregulares de Feisal a lo largo de la costa del mar Rojo, con incursiones tierra adentro para atacar el ferrocarril del Hijaz, utilizando dinamita para debilitar al enemigo e inmovilizar sus tropas, esquivando las fortalezas turcas y levantando sucesivamente a las tribus de la región en un brillante ejemplo de guerra de guerrillas.

AKABA Y DAMASCO
En el mes de mayo, Lawrence y un grupo de medio centenar de hombres en camellos, salió de Al Wajh, el cuartel general de Feisal, líder de la revuelta árabe contra los turcos. Al frente de la expedición se encontraban: Nasir, el jerife exiliado de Medina; Auda Abu Tayi, jefe de la tribu de los howeitat y el propio Lawrence.
Diez días más tarde alcanzaron el ferrocarril de Deraa y volaron la línea férrea. El 20 de mayo cruzaron la llanura árida de El Houl en medio de un océano de arena y bajo un sol sin piedad. Más adelante, entraron en la zona del Wadi Sirhan, llegando a Maan. Tal maniobra confundió a los turcos. Consiguieron aplastar a todo un batallón turco en Aba el Lissan y más tarde la posición de Kahdra.
El 6 de julio, dos meses después del comienzo de la expedición, tras luchar contra una terrible tormenta de arena, recorrieron los últimos kilómetros derrotando a los turcos y apoderándose del puerto de Aqaba.
Las tropas de Feisal se desplazaron al norte, mientras Lawrence prosiguió con sus ataques a la línea del ferrocarril del Hijaz. Tras el fallido intento de dinamitar el puente sobre el río Yarmuk, atacó el tren en Minfir a principios de noviembre de 1917 y luego realizó una incursión en solitario a Deraa, un centenar de kilómetros al sur de Damasco. Durante aquel reconocimiento fue capturado por los turcos, vilmente torturado y sodomizado, aunque al final logro escapar.
En los primeros días de octubre de 1918, tras derrotar al ejército turco al sur de la ciudad, Feisal precedido por Lawrence, llevó a su ejército hasta la capital siria. Las tropas árabes celebraron la captura de la antigua ciudad de Damasco y Feisal ibn Hussein fue proclamado rey de Siria.
Profundamente desilusionado por las desavenencias y la lucha por el poder entre los países aliados y asqueado por las atrocidades de la guerra de las que se sentía también responsable, Lawrence le pidió permiso al general Allenby para abandonar Damasco y regresar a Inglaterra vía El Cairo.
Por aquel entonces, los relatos de sus hazañas ya se habían difundido desde el Ministerio de la Guerra al gabinete y de allí al Parlamento y a todo el Reino Unido. El público no tardó en conocer su historia y de tal forma comenzó a crearse el personaje al que ya muchos calificaban como “el rey sin corona de Arabia”.
Mientras, Lawrence vivía afligido por las ilusiones perdidas, odiándose a sí mismo por su complicidad en el engaño de Gran Bretaña, el mundo le ensalzaba a todos los niveles. Aún tuvo el valor suficiente para presionar a los ministros del gabinete, testificar ante las más altas instancias, escribir cartas al Times, incluso acudir a la capital francesa a la conferencia de paz.
En enero de aquel año se inició en París la citada conferencia que daba por terminada la guerra y que culminaría con el Tratado de Versalles. Lawrence participó en ella como miembro de la delegación inglesa y de la delegación árabe encabezada por Feisal.
La conferencia constituyó una gran decepción para Lawrence y Feisal tras proclamarse como válido el aborrecido pacto Sykes-Picot, completamente desfavorable a los intereses árabes y que fuera firmado por el primer ministro británico Lloyd George y su homólogo francés Clemenceau en diciembre de 1918.
Feisal abandonó la conferencia rumbo a su precaria capital de Damasco, sin haber recibido concesiones esenciales por parte de sus aliados.
Incluso en una ceremonia que tuvo lugar en el palacio de Buckingham, Lawrence llegó a rechazar las condecoraciones militares que le fueron otorgadas por el propio rey George V, alegando estar disconforme con el trato injusto que daba Gran Bretaña a sus amigos de Arabia.
Con posterioridad se refugió en Oxford, sumergiéndose en la redacción de la historia de la rebelión árabe a la que tituló Los siete pilares de la sabiduría.
Aprovechando su popularidad, participó en debates, publicó artículos en prensa y colaboró con el periodista americano Lowell Thomas que llegó a escribir su biografía. En otro orden de cosas, Lawrence podía haber aspirado a un cargo importante y obtenerlo sin problemas, incluso pudo haberse dedicado a la diplomacia como le sugirió Churchill, representando al gobierno británico en altos comités, sin embargo, prefirió vivir en el más absoluto anonimato.
A finales de 1921 regresó a Londres. El capítulo árabe estaba cerrado.

EL EXTRAÑO CAPÍTULO FINAL DE SU VIDA
En agosto de 1922, con el beneplácito de Winston Churchill y Hugo Trenchard, jefe de la Fuerza Aérea se alistó como soldado raso en la Royal Air Force (RAF) y lo hizo con el seudónimo de John Hume Ross.
Se inició en el adiestramiento básico como cualquier recluta recién llegado al ejército, tratando siempre de pasar al olvido. No obstante, fue localizado por un reportero e identificado como Lawrence. Ante el escándalo mediático que se produjo, tuvo que abandonar y solicitar un nuevo destino.
A los dos meses volvió a las fuerzas armadas, pero en aquella ocasión a la Tank Corps, la unidad de carros de combate del ejército de tierra, utilizando un nuevo seudónimo: T.E.Shaw. La argucia dio resultado, pasando inadvertido entre sus deberes militares y sus escapadas a Clouds Hill, la pequeña casa rústica que había adquirido pensando en su vejez y donde podía montarse en las motos Brough que le apasionaban.
En 1925 se atendió su solicitud de traslado a la RAF, siendo destinado a la Escuela de Cadetes como soldado raso.
Dado que cabía prever que la publicación de su libro Los siete pilares de la sabiduría podía llevar consigo otro revuelo mediático, Lawrence solicitó un destino fuera de Inglaterra.
Pasó un cierto tiempo en la India, primero en Karachi (hoy Pakistán) y luego en Miranshah, en la frontera con Afganistán. Durante este periodo estuvo dedicado a tareas administrativas, pero con mucho tiempo disponible se ocupó de seguir las vicisitudes de sus libros recién publicados y mantuvo correspondencia con algunos de sus amigos, como Winston Churchill y George Bernard Shaw. En aquella época también inició un borrador de otra de sus obras importantes: The Mint.
Volvió a formarse un cierto revuelo en torno al personaje de Lawrence, especialmente entre la prensa sensacionalista. Llegó a decirse de él que estaba trabajando en secreto como miembro del Servicio de Inteligencia británico, otros afirmaban que actuó como espía, así como un largo etcétera de elucubraciones.
De regreso a Inglaterra, en marzo de 1929 encontró refugio en la base de la RAF en Cattewater (Plymouth), donde se desarrollaban prototipos de lanchas rápidas para salvamento. En dicho destino permaneció más de cuatro años, a lo largo de los cuales pudo practicar su gran afición a las máquinas y los motores. Sin embargo, llego el día que tanto temía: el 25 de febrero de 1935 le dieron el retiro obligatorio de la RAF.
Con 47 años y evidente desazón, tristeza y angustia ante la nueva fase de su vida, tuvo que conformarse con dedicar su tiempo a acondicionar su casa de Clouds Hill en Dorset.
La mañana del 13 de mayo de 1935, Lawrence encontró la muerte mientras conducía su motocicleta de regreso a su casa de Clouds Hill.
Fue tal la admiración que en el mundo entero llegó a despertar Thomas Edward Lawrence que, incluso después de muerto, se puso en tela de juicio el accidente que le costó la vida. Al respecto, surgieron infinidad de rumores y absurdas suposiciones que hablaban sobre que, con otro nombre ficticio, se encontraba realizando misiones secretas en otros países. La trágica realidad fue que Lawrence perdió la vida en el accidente de motocicleta y su cuerpo fue enterrado en Moreton. Pero por encima de todo estaba la necesidad de la gente, incrédula de tanto admirarle, que se resistía a admitir que el legendario Lawrence de Arabia, hubiese fallecido como un simple mortal.
El mundo del cine le dedicó un auténtico homenaje con el film que dirigió David Lean e interpretó de forma magistral Peter O’Toole junto a un excepcional reparto de actores. La película cosechó hasta siete premios de la Academia de Hollywood.
Hombre camaleónico forjado en mil contradicciones, ascético, con personalidad de exasperante complejidad y famoso a su pesar, el tiempo se encargará de revelar que Thomas Edward Lawrence fue siempre un espíritu libre, el alma de la revolución árabe y un protagonista destacado de la historia del siglo XX.