A TRAVÉS DEL CAMINO DEL CID
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Comprende
el recorrido desde Cella (Teruel) hasta la capital valenciana, a lo largo de
unos 220 kilómetros y atravesando las provincias de Teruel, Castellón y
Valencia.
En
tiempos del Cid, a mediados del siglo XI, el antiguo califato andalusí se había
dividido en numerosas taifas (reinos musulmanes). Militarmente débiles,
sufrieron primero el acoso de los pujantes reinos cristianos y después la
invasión de los almorávides llegados de África. Así, la rica taifa de Valencia
era ambicionada por aragoneses y catalanes, y también por los reyes árabes de
Zaragoza, Lérida y los propios almorávides. El Cid supo sacar provecho de esta
situación conquistando la ciudad de Valencia, pero la presión almorávide obligó
a su mujer, Jimena, a abandonarla en 1102, después de la muerte del Campeador.
Los
almorávides eran tribus procedentes del norte de África que entraron en la
península en 1086, tras la conquista de Toledo por Alfonso VI, rey de León y
Castilla. Estas tribus se hicieron con el mando de Al Andalus hasta que a
mediados del siglo XII fueron desplazados por los almohades, también
originariamente procedentes de Marruecos. Para entonces el empuje de los reinos
cristianos era imparable, aunque no exento de dificultades, y cristalizaría con
la conquista definitiva de Valencia por Jaime I en 1238.
LAS DOS CONQUISTAS DE VALENCIA
Esta
ruta, y los diferentes anillos y ramales que de ella surgen, están basados en
la conquista “literaria” e “histórica” de Valencia por el Cid. La conquista
literaria se ciñe al Cantar de Mio Cid, poema escrito un siglo después de la
muerte de Rodrigo Díaz, y comienza en Cella (Teruel), el lugar elegido por el
Cid para reunir a quienes quisieran acompañarle en su aventura. Desde Cella el
camino conduce a Teruel, capital del arte mudéjar y Patrimonio de la Humanidad,
para entrar a continuación en la comarca Gúdar-Javalambre: un espacio natural
con espacios armoniosos y de historia palpable, como Mora de Rubielos o su “prima”
Rubielos de Mora.
Por
su parte, la conquista histórica tiene su origen remoto en las tierras
islámicas del Maestrazgo, concretamente en la comarca de Morella, a donde se
accede por Montanejos u Onda, a través de los Anillos del Maestrazgo y Morella.
Dejando
la provincia de Teruel por Olba para adentrarse en los Estrechos del río
Mijares, un bonito espacio natural, y desde allí, por Montanejos descender
hacia el valle del Palancia, para enfilar Valencia por poblaciones cidianas
como Jérica, Segorbe o Torres Torres, hasta la inmemorial Sagunto (la antigua
Murviedro). Desde allí, la ruta sigue por la costa hasta Valencia, pero antes
hay que detenerse en El Puig; su castillo fue tomado por el Cid en 1092 y por
Jaime I en 1237; en ambos casos su ocupación fue determinante para la conquista
de la ciudad.
Ya
sólo le queda al viajero entrar en la ciudad vieja de Valencia por cualquiera
de sus puertas históricas -la de Quart o la de Serrano- y recorrer un tramo del
antiguo perímetro de las murallas islámicas, cuyos restos, apenas unos lienzos,
se hallan encastrados en algunas casas del casco antiguo. El Cid tomó Valencia
el 15 de junio de 1094 después de un durísimo asedio. Gobernó como príncipe y
aquí murió en el año 1099. Se cuenta que tras la conquista subió a la torre del
alcázar para ver sus posesiones: en esta ruta pueden darse los últimos pasos de
este viaje subiendo al Miquelet, uno de los símbolos de esta ciudad legendaria.
(Ver
interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)