La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

HERMAN MELVILLE



EL ESCRITOR QUE CREÓ A “MOBY DICK”



Prolífico escritor norteamericano y notable viajero, Herman Melville es una de las principales figuras de la literatura. Nació en Nueva York en agosto de 1819, en el seno de una acomodada familia de Boston, con antecedentes militares por parte materna. A los diecinueve años y descartando la posibilidad de acudir a la universidad, comenzó a embarcarse en los viajes que años después inspirarían buena parte de sus obras, pasando algún tiempo en las islas del Pacífico.
De vuelta a Estados Unidos, trabajó como profesor, y en 1841 viajó a los Mares del Sur a bordo del ballenero Acushnet. Tras dieciocho meses de navegación, abandonó el barco en las islas Marquesas y vivió un mes entre los caníbales. Más tarde, escapó en un mercante australiano y llegó a desembarcar en Papeete (Tahití), donde estuvo en prisión durante algún tiempo, antes de regresar a su hogar en 1844. Tres años más tarde contrajo matrimonio con Elizabeth Shaw, hija de un magistrado de Massachussets, con la que se asentaría en una granja de Pittsfield, localidad de dicho estado, y tendría dos hijos y dos hijas.
Sus primeras novelas se basaron en su experiencia como marino, y al tema del mar corresponden sus obras (escritas entre 1846 y 1850): Typee, un edén caníbal, que ya fue un auténtico best seller en su época. Luego escribió Omoo, Mardi y Redburn, mientras que en La chaqueta blanca relató sus experiencias en el ejército.
Aquellas novelas alcanzaron rápidamente una gran popularidad y le abrieron de par en par las puertas de la fama y el éxito económico, pero un incendio en los talleres de su editor le ocasionó un revés económico importante, viéndose obligado posteriormente a trabajar en la aduana de Nueva York.
En Massachussets cultivó la amistad con el escritor Nathaniel Hawthorne, a quien dedicó su obra maestra, Moby Dick on the whale (1851) universalmente conocida, en la cual introdujo reflexiones éticas y filosóficas que se manifestaron también en Pierre o las ambigüedades (1852), una oscura exploración alegórica sobre la naturaleza del mal. Curiosamente, en aquellos tiempos Moby Dick no resultó un éxito comercial y Pierre o las ambigüedades fue un estrepitoso fracaso.

MOBY DICK, LA BALLENA BLANCA
El tema central de Moby Dick es el conflicto entre el capitán Ahab, patrón del ballenero Pequod, y la gran ballena blanca que le había arrancado su pierna derecha a la altura de la rodilla. Ávido de venganza y cegado por su obsesión, Ahab se lanza con toda su tripulación a la desesperada búsqueda de su gran enemigo.
La obra sobrepasa mucha la aventura, y se convierte en una alegoría sobre el mal incomprensible, representado por la ballena, un monstruo de las profundidades que ataca y destruye todo lo que se interpone en su camino, y también por el capitán Ahab, que representa a su vez la maldad absurda y obstinada, que sostiene una venganza personal y arrastra a la muerte inútil a muchos inocentes.
La profundidad psicológica, que fue más evidente en esta obra, ya había comenzado a emerger en Mardi (1849) y en La chaqueta blanca (1850).
Moby Dick fue magistralmente llevada al cine en 1956 por el director John Huston e interpretada por un reparto estelar encabezado por Gregory Peck (excelente su trabajo como capitán Ahab), Richard Basehart, Leo Genn, James Robertson Justice y Orson Welles.
Tanto la película como el director y algunos de los actores, recibieron diferentes premios internacionales por su dirección e interpretación.

Basado en la novela de Melville, el guión fue escrito por el propio John Huston y Ray Bradbury. Los exteriores impresionantes de la película se rodaron en Gran Canaria y la portuguesa isla de Madeira, donde se filmaron escenas reales de la caza de ballenas, lideradas por los propios balleneros madeirenses.
En sus memorias, John Huston recordó el rodaje en Canarias, contando como el que quizás puede considerarse el plano o secuencia más importante de toda la película (aquel en el que el brazo inerte del capitán Ahab a lomos de la gran ballena blanca, se mueve al vaivén de las olas como indicando a sus marineros que prosigan la caza) surgió de forma imprevista, gracias a una mezcla de fortuna y pericia por parte de los técnicos locales que se encargaban de transportar sobre las aguas la gran maqueta del animal.
Para elaborar el guión final de la película, Ray Bradbury se leyó hasta nueve veces la novela y llegó a manifestar: “Terminé aplastado por una profunda depresión… Sentí el peso, podría decirse que la carga, de Melville sobre mis espaldas…”

LA INFLUENCIA DEL MAR EN SUS OBRAS
La poca comprensión de su público hacia Pierre o las ambigüedades produjo el descenso de las ventas de sus novelas. No obstante, Melville continuó el proceso de creación y decantación de su estilo literario. Durante este periodo publicó Israel Potter (1855), el libro de relatos Cuentos de Piazza (1856), en el que se incluyen algunos de sus mejores cuentos como Benito Cereno y Bartleby, el escribiente.
El hombre de confianza es la novela más infravalorada, desconocida y posiblemente más radical de todo el siglo XIX, según llegó a decirse de ella.
Le siguieron Timoleón, Los cuentos del mirador, John Marr y otros marinos y Billy Budd, marinero, obra que en 1891 volvió a abrirle las puertas del mercado y le permitió publicar otros escritos inéditos como Diario de una visita a Europa, Mediterráneo Oriental, La novia del manzano, Diario de una visita a Londres, Fin del continente, Diario de más allá de los estrechos y finalmente Cartas.
Su exploración de los temas psicológicos y metafísicos influyó en las preocupaciones literarias del siglo XX, a pesar de que sus obras permanecieron en un olvido relativo hasta la década de 1920, cuando su genio recibió finalmente el reconocimiento que merecía.
La muerte de Herman Melville, el 28 de septiembre de 1891, pasó virtualmente desapercibida. Fue enterrado en el cementerio de Woodlawn, al norte del Bronx.