La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

G U E P A R D O

EL GRAN ATLETA DE LA SABANA


Esbelto, ágil, veloz, flexible, superdotado físicamente, el guepardo es el animal terrestre más rápido del mundo. Suele correr a una velocidad que supera con facilidad los cien kilómetros por hora y habitualmente se le puede observar persiguiendo a sus presas en las inmensas planicies del Serengeti, en el Ngorongoro, Masai-Mara o en cualquier otro parque natural del continente africano.
Sin embargo, se trata de uno de los felinos más vulnerables de nuestro planeta.

UNA EXTRAORDINARIA ANATOMÍA
Sin lugar a ningún género de dudas, el guepardo tiene una anatomía especializada para la carrera. Posee el mayor corazón en proporción a su tamaño de todos los felinos. Sus pulmones y fosas nasales también son muy amplios para absorber más oxígeno. Los conductos y senos nasales ocupan gran parte de su cráneo y para compensar, los maxilares y dientes son pequeños, de ahí que este animal mate a sus víctimas por asfixia, en lugar de partirles el cuello de un mordisco.
La columna vertebral es hiperflexible y está provista de una poderosa musculatura que contribuye a que las zancadas en carrera superen los 7,5 metros. Durante la mitad de esa distancia, este félido no suele tocar el suelo.
Tanto en las patas traseras como en las delanteras, los huesos largos y finos incrementan la zancada, pudiendo al mismo tiempo soportar los impactos a gran velocidad. Las inserciones de los músculos en los huesos de cada articulación, hacen posible una aceleración más rápida.
Incluso la cola larga, que puede alcanzar la mitad de la longitud de su cuerpo, le da estabilidad en persecución. Si la presa súbitamente cambia de dirección, el guepardo hace un quiebro con la misma rapidez merced a la cola, que le hace las veces de timón.
Sus garras no son retráctiles como las del resto de félidos, ésta característica mejora su tracción en altas velocidades. Su formidable carrera puede mantenerla hasta unos 500 metros, luego necesita descansar unos minutos.

UN CAZADOR NATO
Cheetah, como se le conoce en África, tiene una vista privilegiada y aprovecha para observar a sus víctimas desde la distancia, descansando en un promontorio o bien desde lo alto de un árbol. Es paciente y tranquilo; sabe escoger su presa y esperar el momento adecuado.
Por lo general, no se precipita durante la caza. Otros depredadores, como el león cuando está hambriento, suelen desperdiciar energías corriendo sin mucho tino detrás de sus presas. El guepardo, en cambio, sabe aguardar. Y cuando finalmente empieza a correr, acierta en la mayoría de ocasiones. Su efectividad se estima en un 70%, frente a poco más del 25% que consigue el león.
Está acostumbrado a que los carroñeros de mayor envergadura o fuerza como, por ejemplo, el león, la hiena o el leopardo, le roben las piezas que caza, el guepardo se ha habituado a cazar en las horas centrales del día, cuando los otros depredadores duermen. Su estructura física adaptada a la velocidad limita su capacidad de lucha y defensa, ya que su cuerpo esbelto y fino a expensas de una musculatura potente y la fuerza de sus zarpas le limitan al tener que enfrentarse con un oponente con dotes más defensivas. Llegado el caso, se retira antes de que suceda y de este modo evita ser dañado.
La hora en que caza evita también la presencia de turistas ávidos de fotografiarle, que, en otros momentos menos calurosos de la jornada, suelen estorbar con su curiosidad en el instante decisivo de la persecución tras la presa.
Acostumbra a cazar gacelas e impalas, aunque también devora a las crías de otros mamíferos, especialmente de ñu y cebra. Escoge la táctica de caza en función del terreno y la situación. Si el terreno le permite acercarse sigilosamente, pondrá en práctica toda su habilidad de felino para atacar desde lo más cerca posible, y aprovechar luego la desbandada para lanzarse sobre la víctima más cercana ignorando al resto.
Cuando el terreno es demasiado irregular, entonces estudia la situación desde lejos esperando que algún adulto se retrase o buscando un ejemplar más vulnerable que el resto. Si no tiene más remedio, también puede comenzar la carrera de fondo desde lejos, tratando de separar del grupo a alguna hembra en gestación o una cría a la que atacará enseguida.

ESTILO DE VIDA
Los guepardos son polígamos. Terminada la cría de su anterior camada, la hembra busca uno o varios machos que la fecunden, y dará a luz una camada de entre dos y cuatro crías después de un periodo de gestación de tres meses.
Las crías suelen pesar alrededor de los 300 gramos y atraen también la curiosidad de los safaris fotográficos. Esta intrusión es molesta, pero constituye una alternativa económica a la caza furtiva o al tráfico de animales.
Tan pronto como la noche lo permite, la hembra traslada a sus pequeños de lugar, poniéndolos a salvo de otros depredadores como los leones, las hienas, leopardos y otros felinos. Si la camada es descubierta cuando la madre está cazando, correrá un grave peligro.
Los cachorros no son capaces de seguir a la madre hasta las cuatro semanas de edad. Los otros animales, el frío y el hambre hacen estragos entre ellos antes de cumplir los tres meses. Sólo tres de cada diez sobreviven a este periodo.
La hembra se ocupa de los cachorros sin que el macho le ayude en ningún momento. Para enseñarles a cazar, suele capturar vivas algunas crías de gacela que luego les ofrece para despertar su instinto de cazadores. A los diez meses, los cachorros ya pueden capturar algunas piezas pequeñas.
Al cumplir un año y medio, la camada pierde el contacto con la madre, pero siguen juntos hasta el primer celo. Entonces las hembras se separan e inician su vida solitaria. Los machos, sin embargo, permanecen juntos para cazar en grupo animales de mayor tamaño, como gacelas o ñús. Si alguno de los hermanos sufre una lesión que le impida correr, es expulsado del grupo de inmediato.
Curiosamente, el guepardo no puede rugir a diferencia de las especies del género Panthera, en cambio emiten un sonido agudo muy similar al de algunas aves para hacer posible el encuentro con otros guepardos o con las crías en el caso de la hembra tras la caza.

EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Estos animales son bellos y exóticos, y por ello suelen ocupar un ligar de privilegio en la imaginación humana. Su presencia se ha convertido en algo habitual en el mundo del cine y la publicidad debido en gran parte a su docilidad, una de los puntos débiles de este animal. Y eso le convierte en vulnerable. Se ha demostrado que los guepardos, debido a que son menos agresivos que otros felinos pueden llegar a ser domesticados y, de hecho, si nos remontamos muchos siglos atrás, ya en la época de los faraones egipcios, muchos de ellos eran exhibidos entre la nobleza y les entrenaban para cazar (esta tradición llegó hasta los antiguos persas y luego a la India). Al parecer, esta costumbre la han heredado los jeques árabes en la actualidad, no dudando en exhibirles con frecuencia como símbolo de estatus social o simplemente como mascotas.
En la actualidad, el guepardo asiático, la subespecie que tanto brilló entre los poderosos reyes de India, Arabia o Persia, está prácticamente extinguido.
En el continente africano y durante el pasado siglo XX, su población descendió en un alarmante 90%. Los cazadores deportivos los mataban por auténtica diversión y cuando ello sucedía, los furtivos aprovechaban para robar las crías y luego venderlas como animales exóticos, muchos agricultores siguen creyendo que se comen el ganado y por ello les ahuyentan de su entorno habitual. Por fortuna existen proyectos de protección y algunas fundaciones que trabajan para protegerles, al margen de su desarrollo habitual en los Parques y Reservas Naturales.
Cheetah, el guepardo, el más veloz de los grandes felinos, es también uno de los más vulnerables.