UN
LAGARTO EXÓTICO
La
iguana verde, también conocida como iguana común (Iguana
iguana)
es una especie de la familia Iguanidae. Es un gran lagarto arbóreo.
Mide hasta 2 metros de longitud de cabeza a cola. Los machos alcanzan
entre 30 y 40 cm de longitud hocico-cloaca, las hembras cerca de 10
cm; cola extremadamente larga y algo aplanada lateralmente. Llega a
pesar más de 15 kg. Pertenece al grupo mayor y de más complicado
diseño de los saurios del Nuevo Mundo, al que pertenecen la mayoría
de las especies. Cabeza angosta, hocico redondeado en vista dorsal y
truncado en vista lateral; ojos grandes con pupilas
verticalmente elípticas; brazos robustos y poderosos con dedos
provistos de uñas muy fuertes; pliegue gular conspicuamente grande
en machos adultos y con escamas triangulares en bordes dando
apariencia de sierra. En la base de la cabeza inicia una fila de
escamas anchas y alargadas que se prolonga en la parte medio dorsal
sobre cuerpo y cola. A los lados de la cabeza, presenta un escudo
circular alargado. Comúnmente con tubérculos de espinas alargadas a
los lados del cuello. Cambian de color dependiendo la edad. Se
encuentra desde México hasta Brasil y el Pantanal del Paraguay,
también en islas del Caribe y de manera asilvestrada en Florida
(Estados Unidos). En México, la especie se distribuye en la
vertiente del Pacífico, principalmente de Sinaloa a Chiapas;
actualmente se cuenta con algunos registros para el estado de Sonora.
En la vertiente del Atlántico se le encuentra desde Veracruz hasta
la península de Yucatán. También se le ha observado en Ciudad de
México y en Morelos. Habita selvas tropicales y manglares, en menor
grado áreas áridas y semiáridas. Prefiere clima cálido o muy
cálido y húmedo o subhúmedo. Se encuentra desde 0 hasta cerca de
los 1,000 m s. n. m..
La
NOM-059-SEMARNAT-2010 considera a la especie como sujeta a protección
especial; la UICN2019-1 como de preocupación menor. Se destaca la
actividad humana como principal amenaza para la especie; en algunas
poblaciones se da una reducción de sus individuos y de su rango de
distribución por la sobre explotación, extracción de la especie y
sus huevos para consumo humano y destrucción de grandes áreas
boscosas
Características
Pueden
medir hasta dos metros. Son herbívoros y se reproducen por medio de
huevos, que son colocados bajo tierra durante el mes de febrero
(verano austral). Alcanzan la madurez sexual a los 16 meses de
edad, pero son consideradas adultas a los 36 meses, cuando miden
70 cm de largo.
El
color verde de su piel les permite confundirse perfectamente con la
vegetación que hay en su entorno. Su piel está recubierta de
pequeñas escamas; tienen una cresta dorsal que recorre desde su
cabeza hasta su cola, esta es muy vistosa en los machos.
Todas
las iguanas tienen patas muy cortas y cinco dedos en cada pata,
acabados en garras muy afiladas. Su cola es larga y delgada y está
bordeada por una hilera de afiladas escamas dorsales. Este animal a
veces emite resoplidos.
También
se caracterizan por un gran repliegue debajo de la barbilla similar a
una papada y son conocidas por sus espectaculares exhibiciones en los
rituales de defensa y cortejo, en los que levantan el cuerpo mientras
agitan con fuerza la cabeza de arriba abajo. Viven principalmente en
regiones bastante húmedas, como la selva mexicana y brasileña.
Dimorfismo
sexual
El
macho se distingue de la hembra porque tiene una cresta más grande y
protuberante, la cabeza es corta y no tan alargada. Tienen unas
glándulas a nivel de su membrana subtimpánica que en la madurez
sexual empiezan a crecer y se notan los bultos.
La
papada suele ser más grande en los machos. Los poros femorales,
protuberancias que van por abajo de sus piernas, son más marcados
que en la hembra. Además, tienen dos bultos en la zona de la cloaca
que son los hemipenes.
Los
machos también tienden a cambiar a un color anaranjado en época de
apareamiento. Esto, aunque tampoco es una característica exclusiva
de los machos, su color es más brillante y fuerte que en las
hembras. La época de apareamiento es diferente en cada región del
mundo; está regida por temperaturas, humedad y radiación solar, que
hacen que entren en la época de celo.
Distribución
y hábitat
Las
iguanas viven en zonas de vegetación espesa y en altura (manglares,
selvas, pastizales, riberas de ríos, acahuales...), donde la
temperatura media anual es de 27-28 °C y la humedad ambiente es
superior al 70%. Son animales fundamentalmente arborícolas, es
decir, que en los árboles pasan la mayor parte del tiempo, y lo
hacen gracias a sus fuertes garras y su larga cola.
Al
ser reptiles, son de sangre fría, con lo que con los primeros rayos
de sol, suben a las ramas más altas para alcanzar la temperatura
óptima «operativa», aproximadamente entre 28-35 °C. Acto
seguido se dedican a la búsqueda de alimento, sobre todo hojas (son
folívoros), brotes tiernos y alguno que otro fruto, la mayoría de
estos los consiguen sin bajar de los árboles aunque en ocasiones
pueden bajar, bien para comer frutos maduros, para poner huevos (en
madrigueras que excavan en el suelo) o bien para huir de algún
depredador (las iguanas prefieren vivir cerca de ríos para así
zambullirse desde el árbol en caso de peligro, pudiendo estar
sumergidas durante lapsos de tiempo de hasta 15 minutos).
Las
iguanas son animales bastante solitarios y sólo viven en comunidad
mientras dura el periodo de celo y reproducción, durante el cual se
juntan en grupos de unos 5 a 8 miembros, formados por un macho
dominante, varias hembras, y ejemplares jóvenes. Como vemos se forma
una jerarquía en la cual el macho dominante tiene mayores
privilegios (sobre las hembras, lugar para tomar el sol, etc.).
Suelen estar siempre alerta ayudándose unas a otras en la difícil
tarea de vigilancia continua. Sus principales enemigos (además del
hombre), son los felinos, serpientes y aves de presa (el zanate que
se alimenta de crías, el tejón, el mapache que destruye sus nidos
para alimentarse de los huevos, la boa, incluso perros y gatos
domésticos).
Las
iguanas jóvenes prefieren situarse en una altura baja-media del
bosque donde el calor no es tan sofocante y la humedad es más
elevada. Por el contrario, las iguanas adultas suelen ocupar las
copas altas de los árboles donde el sol da con más intensidad y
donde la humedad es menor.
Durante
un periodo determinado de tiempo (que suele variar de unas regiones a
otras), que normalmente va de diciembre a febrero, las iguanas entran
en celo y centran toda su actividad en intentar aparearse. Los machos
pelean por un territorio elevado y soleado. Las hembras observan a
los machos y suelen elegir a aquel más grande o dominante. Tras este
período, una hembra puede aparearse hasta con tres machos, y un
macho puede embestir a una gran multitud de hembras. Al quedarse
preñadas las hembras, tras dos meses de gestación, pelearán por un
terreno donde realizar los túneles (de 25-50 cm de profundidad
y de 7 a 15 m de largo) en los que depositar los huevos. Los
huevos eclosionarán (romperán el cascarón) entre los 70 y 90 días
dependiendo de las condiciones climáticas.
Las
iguanas han sido siempre cazadas por los nativos de la zona (sobre
todo el día de Pascua, en la que es el manjar por excelencia),
aunque durante los últimos años son perseguidas con fines
comerciales mediante perros adiestrados. El negocio peletero y de
venta como animal de compañía han hecho peligrar su existencia
hasta llegar a estar registradas en el apéndice II del CITES.
Las
iguanas son animales diurnos, esto quiere decir que están activos
únicamente por el día y duermen por la noche. Son animales que, a
diferencia de perros y gatos, siguen una rutina diaria que suele ser
inmutable (quizá sea por esto mismo por lo que odian los cambios y
se estresan con facilidad). Pues bien, una iguana salvaje se
despierta cuando sale el sol y busca un sitio soleado donde
recostarse y calentarse hasta alcanzar la temperatura apropiada para
moverse con facilidad y buscar alimento. Así permanecen más o menos
hasta mediodía, es entonces cuando se dedican a la búsqueda de
forraje, flores, hojas, brotes tiernos, frutos suaves, etc. Tras
comer lo suficiente, buscan de nuevo un sitio soleado donde
permanecer recostadas y digerir el alimento. Al atardecer, buscan un
sitio seguro donde esperar a que llegue la noche. Y así durante los
10 a 15 años que suelen vivir las iguanas salvajes.
Suelen
utilizar la cola como látigo para su defensa ante animales
relativamente más grandes.
Las
iguanas son reptiles estrictamente herbívoros. En estado salvaje
pueden llegar a comer pequeños insectos que los ingieren al comerse
las hojas verdes, que es lo que les interesa; o cuando escasea la
vegetación y ya han pasado días sin comer se les ha llegado a ver
alimentándose de pequeños insectos o animales, cabe mencionar que
esto es perjudicial para su salud.
A
las iguanas se les encuentra viviendo en árboles cerca del agua,
donde se introducen si son atacadas. Ágiles escaladoras, pueden caer
al suelo de la selva (sobre el colchón orgánico) desde 10 metros
sin lastimarse, corriendo a gran velocidad inmediatamente.
Conservación
y amenazas
Las
poblaciones de iguana, se han visto disminuidas de manera
significativa en todas sus latitudes de distribución, desde los
estados de Sinaloa y Veracruz en México hasta Brasil y Paraguay,
debido, principalmente a la caza sin control y a la destrucción
paulatina de su hábitat. En México, los estados en donde se
presenta mayor captura son Oaxaca, Guerrero, Campeche y Chiapas,
donde sus poblaciones se han reducido drásticamente.
Estas
acciones son el resultado del uso de las especies de iguanas por las
comunidades locales en Latinoamérica como alimento de subsistencia.
Además, ha representado una fuente importante de proteínas con alto
valor nutricional en los trópicos de América desde hace cientos de
años. La caza de iguanas se ve reflejada en numerosas culturas del
Pacífico y América Central, donde es utilizada principalmente como
alimento, consumiendo la carne y huevos por considerarse afrodisíacos
y deliciosos prácticamente en todas las regiones donde habita,
principalmente por la población rural.
Debido
a su popularidad en el mercado de las mascotas y como alimento en
países de América Latina, las iguanas están listadas en el
Apéndice CITES II (Convención sobre el Comercio Internacional
de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), lo que significa
que su comercio debe de ser limitado y controlado.
En
Puerto Rico, se estima que su número sobrepasa el de la población
humana de ese país (casi 4 millones) y al ser ya un problema se está
considerando establecer una industria para su captura y
comercialización para exportarla a países centroamericanos donde
su carne tiene gran demanda.
Relación
con el hombre
En
Chiapas las iguanas se capturan por cientos durante la época de
postura con un lazo, luego les abren los dedos para sacar los
tendones y amarrar con ellos sus extremidades anteriores y
posteriores, por encima del lomo. Para obtener los huevos, abren el
vientre del reptil, halando los largos oviductos. Luego, el animal es
arrojado, aún vivo, con el vientre abierto. En algunas partes del
Golfo de México la caza de iguanas se realiza utilizando perros
iguaneros adiestrados (con las orejas cortadas según la tradición)
los cuales deben coger a las iguanas pero sin comérselas. Un hombre
sube a los árboles y las asusta, y éstas por instinto se lanzan a
un río cercano o al suelo y es cuando estos perros las persiguen y
atrapan.
Una
vez capturada, la iguana es atada de sus extremidades por encima del
lomo, para ello, jalan una de sus uñas con todo y tendón para
insertarla en el tendón de la falange en la extremidad opuesta.
Además, debido a su agresividad se les cose el hocico para evitar
que muerdan durante el transporte.
En
Colombia, especialmente en corregimientos del departamento del Cesar
situados a orillas de ciénagas y ríos como lo son Barrancalebrija,
Loma de Corredor, Puerto Patiño y Campo Amalia, se caza la iguana
con otra finalidad diferente al de su consumo, utilizando sus restos
como carnada para la pesca de nicuro y comelón, dos peces carnívoros
que abundan en todo el sur del departamento
Gastronomía
Esta
especie es muy codiciada en Panamá y departamentos del Caribe
colombiano, donde es preparada su carne con leche de coco, siendo uno
de los platos más apetecidos de la población de Fonseca en la La
Guajira colombiana. En el departamento del Atlántico, son cazadas
las hembras para retirarles los huevos dejándolas estériles. Estos
son comercializados ilegalmente.
También
es utilizada en sopas en Nicaragua para la llamada «sopa de
garrobo». Son cazadas y vendidas en mercados de diferentes ciudades
del país, es ilegal, pero el país no cuenta con leyes básicas que
se pongan en reglamento.
Otro
de los usos gastronómicos, es usar su carne en el sur de Veracruz
(México), como ingrediente en el tamal, solo usan la carne de las
iguanas adultas, ya que una joven posee poca carne. Este es cazado
por su dulce sabor diferente que le da al tamal, pues se necesita
solicitar un permiso temporal para la caza, porque son destazadas
brutalmente, y les cortan su cabeza, sus patas y cola. Después son
retiradas de su piel y empezadas a desmenuzar.