LA ESPECIE DE FELINOS MÁS AMENAZADA DEL MUNDO
El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la península ibérica.
En 2013 se calculaba que solo quedaban dos poblaciones en Andalucía aisladas entre sí con un total de algo más de trescientos individuos en aumento, más otra en los Montes de Toledo de unos quince individuos y por ello escasamente viable, lo que lo convierte en el felino más amenazado del mundo. En el año 2018 se estimó una población de seiscientos ochenta y seis ejemplares en libertad distribuidos principalmente por Andalucía (en Parque Nacional y Natural de Doñana, en Sierra de Andújar, Parque natural de la Sierra de Cardeña y Montoro en Córdoba y Sierra de Cazorla), en Castilla-La Mancha (en los Montes de Toledo), Extremadura y Portugal (Parque natural del Valle del Guadiana).
También parecen haber empezado a repoblar en la provincia de Alicante, donde no se avistaban ejemplares desde la década de 1950-60. También se han avistado ejemplares en el Altiplano de Yecla-Jumilla, Región de Murcia.
DESCRIPCIÓN
Es un felino de aspecto grácil, con patas largas y una cola corta con una borla negra en el extremo que suele mantener erguida batiéndola en momentos de peligro o excitación. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al descomponer la redonda silueta de su cabeza.
También son características las patillas que cuelgan de sus mejillas. Aparecen a partir del año de vida, cuando apenas cuelgan por debajo de la barbilla y aumentan de tamaño con la edad. Los machos tienen las patillas y los pinceles negros y más largos que las hembras.
Su coloración varía de pardo a grisáceo con los flancos moteados de negro.
Existen tres patrones de pelaje:
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Mota fina: con numerosas manchas de pequeño tamaño, repartidas uniformemente y de manera densa, que tienden a concentrarse en los flancos laterales.
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Mota gruesa A: las manchas son de mayor tamaño y tienen cierta tendencia a disponerse en líneas, apareciendo dos o más parejas de motas de mayor tamaño a nivel de los hombros.
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Mota gruesa B: las motas son del mismo tamaño que en la mota gruesa A, pero no se aprecia ninguna ordenación específica ni las manchas de los hombros.
Un lince de pequeño tamaño pesa aproximadamente la mitad que el lince boreal o euroasiático. Los machos adultos pesan un promedio de 12,8 kg y las hembras sobre 9,3 kg. llegando a pesar los machos hasta 20 kg. Ambas son distintas especies, simpátricas en Europa Central durante el Pleistoceno. La época de la separación se estima que ocurrió mucho antes que la separación de los linces eurasiáticos y el lince canadiense. Se considera que los linces eurasiáticos e ibéricos comparten como antecesor, el ibérico en Europa y el lince eurasiático (que más tarde dio lugar al lince de Canadá) en China. Aunque las áreas de distribución del eurasiático y del lince ibérico nunca se solaparon mucho, y han llegado a estar esencialmente separados en épocas recientes, los dos linces pudieron coexistir hasta finales del siglo XIX en los Pirineos y quizá en la costa norte de España.
DISTRIBUCIÓN
En el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura de la especie se limitaban a Sierra Morena, en concreto el Parque natural de la Sierra de Andújar (que es la principal población de lince ibérico que hay en el mundo), el Parque natural de la Sierra de Cardeña y Montoro, y el parque nacional y natural de Doñana y su entorno. Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de presencia reciente en el suroeste de Madrid, Montes de Toledo, sureste de Ciudad Real y en la Sierra de Alcaraz, donde se han localizado al menos quince ejemplares distintos mediante fototrampeo: tres hembras adultas, dos machos adultos, cuatro subadultos —dos machos y dos hembras— y seis cachorros.
Tras décadas de investigación para su cría en cautividad y reintroducción en el medio natural financiado mediante fondos a cargo del Programa LIFE europeo, el censo realizado en 2018 estimó un incremento de la población de lince ibérico en casi setecientos ejemplares distribuidos en una superficie era de 3.064 km² repartidos por Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y el sur de Portugal.
HÁBITAT
El lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que suponen el 90% de su dieta.
En Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del hábitat del lince, como en la Reserva natural de la Sierra de la Malcata.
El tamaño del territorio que necesita cada ejemplar está condicionado por la abundancia de presas potenciales, pero como media, un lince ocupa unos 10 km². En zonas ricas en alimento, el territorio del lince será algo menor que en zonas pobres. Dentro de este territorio suelen existir distintas residencias vitales para el lince, como las zonas de monte bajo para el descanso y las zonas de campeo, donde el lince estará en activo, y que coinciden con las de máxima densidad de conejos.
Las preferencias examinadas del hábitat del lince en el área de Doñana, incluyendo el parque y los alrededores, revelan que el lince está generalmente ausente en las tierras de cultivo y en plantaciones de árboles exóticos (eucalipto y ciertos pinos), donde también escasean los conejos. En el parque, la radiotelemetría muestra que más del 90 % de los puntos de reposo del día usados por el lince se localizan dentro del matorral denso. El lince se encuentra principalmente entre los 400 y 900 msnm, pero este intervalo puede extenderse hasta los 1600 msnm.
COMPORTAMIENTO
En la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada, y es muy territorial, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un ágil cazador. Se aproxima sigilosamente a la presa y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase una presa.
Cuando las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al
En la contrario que cuando hay precipitaciones. Los linces juveniles son básicamente crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden tener actividad durante las 24 horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente nocturnos en verano.
Un estudio de radiotelemetría en el parque nacional del Coto de Doñana mostró linces principalmente nocturnos, con la actividad concentrada en el crepúsculo, y cuando los animales se movían promedio de siete kilómetros, con los machos viajando generalmente más lejos que las hembras de sus lugares de reposo diurnos hacia los de caza nocturna. El recorrido diario realizado fue como.
ALIMENTACIÓN
El lince ibérico es el único carnívoro considerado especialista en la caza de conejos. Esta especie le aporta del 80 al 90 % de su alimentación. También consume anátidas, ungulados, perdices, pequeños mamíferos y otras aves. La aparición de estas presas en su dieta depende de la época del año, de la disponibilidad de presas y de la zona.
Por el peso, el 93 % de la presa del lince ibérico durante la estación del verano está compuesto por conejos, que sufren en determinada época la mixomatosis. La proporción de conejos en la dieta disminuye levemente en los meses del invierno, cuando el número de conejos están en un punto bajo anual. En este tiempo, cazan cervatillos y muflones juveniles. En las marismas del Coto de Doñana, a lo largo de la costa sudoccidental española, los patos son un recurso alimenticio estacional importante desde marzo a mayo, durante la época de cría. Las necesidades energéticas del lince ibérico se ha estimado que equivalen a aproximadamente un conejo por día.
REPRODUCCIÓN
La época del celo comienza entre enero y febrero, adelantándose en las regiones meridionales desde finales del mes de diciembre hasta mediados del mes de febrero. El lince, a pesar de ser un animal de hábitos solitarios, en esta época del año suele permanecer con su pareja.
Eligen las madrigueras en lugares bien protegidos y escondidos como roquedos o árboles huecos. La gestación dura de sesenta y cinco a setenta y dos días, de lo que se deduce que la época del nacimiento se sitúa entre los meses de marzo y abril. Las camadas suelen constar de una a cuatro crías, siendo lo más habitual dos cachorros. A las cuatro semanas la madre lince cambia de madriguera, y a los dos meses los cachorros son capaces de acompañar a su madre en las cacerías. Estos son independientes a los siete o doce meses (más o menos cuando la hembra entra de nuevo en celo) y permanecen en su territorio natal hasta los veinte meses. Suelen sobrevivir a la independencia entre uno y dos linces por hembra.
Las hembras pueden criar en su primer invierno, pero la época de la primera reproducción depende de factores demográficos y ambientales. En una población de alta densidad, como la de Doñana, la edad en la primera reproducción depende de cuando una hembra adquiere un territorio. Esto ocurre normalmente debido a la muerte o a la expulsión de un residente. Es posible que una hembra no se reproduzca hasta transcurridos cinco años de edad, y solamente cuando su madre muera y adquiera un territorio se reproducirá (lo que no favorece la repoblación del lince). Suelen vivir unos trece años, siendo fecundos hasta los diez años.
AMENAZAS
Las principales amenazas sobre la especie son la mortalidad inducida por el hombre, sobre todo por atropellos con vehículos de motor, pero también por caza furtiva directa, instalación de cepos y lazos dirigidos a otras especies, envenenamiento ilegal, etc.
Desde el año 2000, han muerto en Doñana cincuenta y siete linces, veinticuatro de los cuales fueron atropellados. El índice de mortalidad es alto en las carreteras que unen Matalascañas con las poblaciones cercanas, donde murieron ocho animales en la última década. La cifra es elevada si tenemos en cuenta que el número de linces que habitan en el parque no supera el medio centenar. Cuatro de cada diez linces atropellados mueren en estas carreteras, ya que la vía atraviesa una de las zonas que utilizan los linces para sus desplazamientos.
Está amenazado por la tuberculosis, persecución y caza de su especie y de sus presas. La reducción de las poblaciones de conejo como consecuencia de la mixomatosis, neumonía vírica, así como la ganadería intensiva, con la consiguiente sobreexplotación del estrato herbáceo, que limita a su vez las poblaciones de conejos y repercute en los linces ibéricos es también una amenaza a tener en cuenta. Para evitar atropellos se han instalado ecoductos.
Una especie cuyos ejemplares están distribuidos únicamente en poblaciones mínimas encuentra su principal amenaza en la fragmentación de su área de distribución por construcción de infraestructuras, lo que provoca que las poblaciones se separen paulatinamente unas de otras hasta llegar a estar totalmente incomunicadas, fragmentadas y aisladas por barreras de distintos tipos que impiden el intercambio genético entre poblaciones. Este es un claro ejemplo de fragmentación de área.
Problemas comunes a muchas otras especies que provocan la pérdida de hábitat, como los incendios forestales, la urbanización del medio natural y las reforestaciones inadecuadas con especies de crecimiento rápido (pino y eucalipto) que son incompatibles por razones de alelopatía con el desarrollo del matorral tienen graves consecuencias cuando afectan a las zonas ocupadas por estas poblaciones.