La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.
UN NÓMADA DE LA LITERATURA

“La principal razón por la que he viajado tanto es porque siempre he querido estar tan lejos como fuese posible del lugar donde nací. Tanto geográfica como espiritualmente. Dejarlo atrás. Siempre soy feliz yéndome de Estados Unidos, y cuanto más lejos me voy, más feliz soy, generalmente”  
Nacido a finales de diciembre de 1910 en Nueva York, de abuelos alemanes por parte paterna, vivió un violento conflicto generacional con su padre, un odontólogo y músico frustrado, de quien era hijo único. Resultando insostenible su convivencia, a los diecinueve años decidió evitar males mayores y escaparse de su casa sin terminar los estudios.
Tan pronto abandonó el hogar paterno, lo primero que hizo fue comprarse un pasaje de barco para dirigirse a París, donde conoció a la llamada Generación Perdida, en especial Ezra Pound y Djuna Barnes. Como contó en su libro autobiográfico Memorias de un nómada (1972), estando en la capital francesa publicó dos temas surrealistas en Transition, una revista literaria internacional, que llamaron la atención de Gertrude Stein; ésta, sin embargo, desanimó su vocación de escritor, por ello el joven bohemio acabó por dedicarse a la música.
Regresó a Nueva York para estudiar composición con Aaron Copland durante la década de los años treinta. Con él hizo varios viajes, entre ellos a Marruecos. Durante este tiempo y por espacio de varios años se dedicó a componer partituras para ballet y la música de varias películas y obras de teatro. En Berlín trató a Chistopher Isherwood y W.H. Auden y posteriormente llegó a residir en México durante cuatro años, donde conoció y quedó gratamente impresionado por el compositor Silvestre Revueltas, un año antes de que muriera alcoholizado.
Viajó además por Costa Rica, Guatemala y Colombia con Jane Auer, con la que se casó en 1938, una autora de teatro y novelista bisexual autora de Dos damas muy serias. Por aquel tiempo leyó mucho a Franz Kafka, cuyas obras le afectaron fuertemente.
Como compositor su producción incluyó, entre otras obras, la ópera Denmark Vesey (1937) y otra sobre Federico García Lorca titulada The wind remains (Reliquia del viento) estrenada en 1943 por Leonard Bernstein y basada en Así pasen cinco años del poeta granadino. Durante los años ochenta su obra se revalorizaría y republicó en todo el mundo.
Su esposa le animó para que volviera a escribir y Bowles produjo relatos y crítica musical para el Herald Tribune entre 1942 y 1945. En el Broadway de aquella época llegó a tratar con personajes relevantes del mundo del espectáculo como Orson Welles, Joseph Losey, John Huston y Salvador Dalí.

EL CIELO PROTECTOR
En 1947 el matrimonio se instaló en Tánger, una ciudad del entonces Marruecos moderno. En éste país estuvieron ambientadas la mayor parte de las narraciones de Bowles, como por ejemplo su primera novela, El cielo protector (1949).
Llevada al cine de forma magistral en 1991 por el director Bernardo Bertolucci, tal y como afirmó el autor, en ella la acción transcurre en dos planos, el desierto africano exterior y el desierto interior de los protagonistas. La obra es en parte autobiográfica y la película supuso el redescubrimiento del autor en su propio país, sacándole de los problemas económicos que empezaban a asediarlo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, un joven y refinado matrimonio de Nueva York, Port y Kit Moresby, viaja al desierto norteafricano acompañado de su amigo Tunner, tratando de mantenerse alejados de la civilización occidental y decidiendo emprender un viaje hacia el sur, sin rumbo fijo e intentando huir de todo. Bajo el impresionante paisaje que los rodea se esconden los peligros de una cultura que les resulta completamente ajena y un entorno natural hostil. Poco a poco, el vacío y la crueldad del lugar los conducen hasta los límites de la razón.
El cielo protector, novela llena de magia y embriaguez, es posiblemente la más conocida y a la vez la más aclamada de este autor. Calificada como una de las cumbres de la literatura americana del siglo XX. Traducida íntegramente de nuevo, la novela incluye en la actualidad el prólogo escrito por el propio Bowles para la última edición americana que preparó en vida.
Tennessee Williams, en una elogiosa crítica escrita para The New York Times Book Review en 1949, dijo de la obra: “En su aspecto externo, la novela es la narración de una sombrosa aventura. En su aspecto interno, El cielo protector es una alegoría de la aventura espiritual del hombre plenamente consciente en la vida moderna”.

VIAJE A CEILÁN
En los años cincuenta viajó en barco desde Tánger a Colombo (Ceilán) resuelto a vivir en la isla de Taprobane.
“Las posibilidades de llevar una vida de felicidad son mayores en Ceilán que en cualquier otro sitio que yo conozca” -escribió Paul Bowles-.
Había visto por primera vez Taprobane en 1948 y logró comprar la isla pocos años después. Escribió allí su novela tangerina La casa de la araña, pero poco más. Tras una desdichada estancia en 1954, en compañía de Jane, su mujer, y la amante marroquí con la cual mantenía una relación lésbica, resolvió venderla. A Jane le desagradaba: había murciélagos de gran tamaño en los árboles o aleteando por los alrededores. Además, Bowles necesitaba dinero.
Poco después publicó Déjala que caiga (1952). En sus obras Bowles gustaba de instalar en la extraña cultura musulmana a europeos o norteamericanos que terminan inmersos en auténticas crisis de identidad al encontrarse fuera de su lugar habitual y alienados por las drogas, alcohol y una ambigüedad emotiva, y todo ello en el paisaje del desierto, donde lo único que existe es el arriba y el abajo. Se representa así la disolución de la identidad en el mundo moderno.
“Debido a que no sabemos cuando moriremos, pensamos en la vida como un pozo inagotable. Sin embargo, todo pasa sólo un cierto número de veces y, en realidad, muy pocas. ¿Cuántas veces más recordarás una tarde de la niñez, una tarde que se volvió una parte tan profunda de tu ser, que no concibes la vida sin ella? Tal vez cuatro o cinco veces más. Tal vez ni siquiera eso. ¿Cuántas veces más veras salir la luna llena? Tal vez veinte. Sin embargo, todo parece ilimitado”.
Durante aquella década de los cincuenta se relacionó especialmente con la llamada “generación beat” (William Burroughs, Allen Ginsberg, etc.) y aunque nunca llego a pertenecer al grupo, les sirvió de cicerone en Tánger e introdujo a algunos de ellos en curiosas drogas marroquíes.

SUS ÚLTIMOS AÑOS
En 1972 publicó sus movidas memorias, Whitout stopping, que se tradujeron como Memorias de un nómada en 1990. En 1973 murió su mujer en un hospital de Málaga tras un largo internamiento de dieciséis años por demencia. Ese mismo año tradujo al inglés El Pan desnudo, del escritor marroquí Mohammed Chukri.
El Diario de Tánger (1987-1989) ofreció una crónica de su vida en Marruecos. Publicó, además, el libro de viajes por África titulado Cabezas verdes, manos azules (1963). Recopiló sus relatos en Delicada oración, El tiempo de la amistad y Relatos completos de Paul Bowles (1979). Cultivó asimismo la poesía y tradujo cuentos tradicionales africanos.
Otros libros suyos fueron: Una vida llena de aprietos, La tierra caliente, Misa de gallo y Dos años al lado del estrecho.
Paul Bowles falleció el 18 de noviembre de 1999 en el hospital italiano de Tánger.
“Creo que un buen escritor debe estar loco. No realmente loco, lo que quiero decir es que debe ser diferente, original, no como el resto de la gente”.

Las obras de Paul Bowles son atractivas recopilaciones de crónicas de viaje que transportan a lugares de los que pocos occidentales han oído hablar, y menos aún visto con sus propios ojos; lugares hasta ahora libres de aderezos, lujos y corrupciones de la civilización moderna.
A través de escenas reales, apenas diferenciables de los episodios que el escritor ha transformado en relatos en sus numerosos libros, este gran maestro de la narrativa nos acerca a un mundo del que cada vez escuchamos hablar más, sin que por ello deje de resultarnos misterioso y desconocido.