Descendientes de los grandes saurios que poblaron el planeta hace millones de años, las serpientes pertenecen, sin lugar a ningún género de dudas, a un mundo tan desconocido como apasionante.
A lo largo de la historia han provocado odio, terror y veneración a la vez, han sido y siguen siendo reptiles cuya sola presencia provoca una extraña sensación de miedo, un miedo silencioso que “hiela la sangre”, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, son los protagonistas de un sin fin de mitos y leyendas inverosímiles que los investigadores se están encargando de desvelar.
Las atractivas narraciones de aventuras y las siempre espectaculares producciones cinematográficas, mucho han contribuido a rodear a estos animales huidizos, sigilosos y casi ciegos, que no tienen oído pero por el contrario y en la mayoría de los casos son capaces de producir la muerte tras la inoculación del veneno tóxico que almacenan en sus glándulas, de una aureola de misterio y sugestión hasta límites insospechados.
Mucho se ha hablado sobre la poderosa y mortífera víbora del Gabón o la cobra real de la India , las viscosas boa y pitón de grandes dimensiones, la serpiente de cascabel o la de coral, sin olvidar, por supuesto, a la mamba, anaconda o la víbora rinoceronte. No obstante, bien poco se conoce de ellas, sus costumbres, su entorno, la forma de reproducirse, el porqué y como ataca al hombre, su más directo enemigo y al que conocen perfectamente, si son o no venenosas y un larguisimo etcétera.
Existen infinidad de incógnitas en torno a estos ofidios condenados a reptar entre la vegetación más exuberante o incluso hundiéndose en la arena de las zonas desérticas, y precisamente este desconocimiento sobre el tema es el que aumenta la creación de un ambiente poco menos que mitológico y que ciertamente podríamos asegurar que no existe.
Dado lo muy interesante del tema y tratando de profundizar sobre el conocimiento de estas interesantes especies, los principales envenenadores de la tierra, ofidios misteriosos que en realidad y como ya anticipábamos, no lo son tanto. Generalmente se juzga por el aspecto externo de las serpientes y se está en la creencia que las peores son aquellas de mayores proporciones y es un grave error. Todas las especies por principio son venenosas, lo que ocurre es que unas tienen mecanismo para inocular el veneno y otras no, y dentro de la misma inoculación existen unos mecanismos más perfeccionados que otros.
La pitón reticulada, por ejemplo, que es de gran tamaño y peso, puede matar por constricción, pero no por mordedura, sin embargo, una pequeña mamba inocula el veneno con sorpresiva rapidez, produciendo la muerte de manera fulminante.
Sobre si existe una pirámide de peligrosidad y cuales son las más venenosas hay mucho que hablar, ya que una cosa es que las serpientes puedan ser peligrosas y otra muy distinta que sean venenosas. La víbora del Gabón, por citar un ejemplo, es un animal africano de gran tamaño, de muchos kilos de peso, con unos cuernos junto al morro, y generalmente muy tranquilo, es difícil que ataque si no se le hostiga, ahora bien, si lo hace, dispone de un enorme volumen de veneno, es una de las más venenosas, se trata de una auténtica máquina de matar. No obstante es un ofidio pacífico en su comportamiento.
Por el contrario, la mamba negra es excepcional, es como un duende, irascible, se mueve con gran rapidez, no se la ve y resulta peligrosísima. Su mordedura es la única que es múltiple, es como varios disparos a la vez, te mastica literalmente y su veneno es supertóxico. En cualquier laboratorio especializado en tratar con este tipo de especies, suelen pasarse semanas enteras para estudiar la forma como van a poder cogerla, porque a pesar de todos los cuidados extremos, pese a conocerla y saber sus reacciones, nunca saben exactamente lo que puede ocurrir dado que resulta impredecible. Siempre existe un porcentaje de altísimo riesgo, no en balde trabajan con los animales más envenenadores del mundo. No existe un escalonado de peligrosidad a ciencia cierta.
VENENO : LA MUERTE FULMINANTE
Después de inocular veneno, de vaciar sus glándulas por así decirlo, cabe preguntarse si existe un periodo de tiempo en el que tardan en reponer su propio veneno. Al respecto, el veneno es constante y depende de cada especie. Resulta difícil garantizar que después de efectuar un ordeño se quedan sin líquido, dado que los conductos siempre generan veneno. Las personas pueden tener, por ejemplo, la boca seca en un momento determinado, pero de inmediato volvemos a tener saliva y eso es igual, porque el veneno no es otra cosa que saliva modificada.
Existen muchas controversias en cuanto a la rapidez con que actúa el veneno en el organismo humano, si el mismo puede llegar a ser fulminante y producir la muerte en sólo unos minutos. Existen venenos neurotóxicos, los que llevan determinadas especies venenosas, los elápidos, por ejemplo, las cobras, coral, la mamba, etc. que afectan al sistema nervioso central y se muere por asfixia, se bloquea el diafragma, se paralizan los miembros, se dilatan las pupilas… son unos síntomas horribles. El tiempo en que actúa ese veneno depende del animal, de su concentración de veneno y de los componentes que tenga.
No es lo mismo una mordedura por una cobra de anteojos que el de una coral, ahora bien, la muerte puede llegar en cuestión de quince minutos y en ese tiempo se descompone el organismo totalmente, eso es real.
Existe también el veneno hemotóxico que afecta al aparato vascular y destroza todo lo que es el riego, van produciéndose tapones en los conductos internos, mientras que arterias y venas se van bloqueando, hay hemorragias internas y entonces la muerte se produce por colapso.
Son diversas las reacciones que experimenta el afectado por una de estas mordeduras. En el caso de las mordeduras que afectan a los tejidos se produce un tremendo edema, se dilatan los propios tejidos, las células y todo ello produce un dolor muy agudo, los órganos van disolviéndose y resulta en verdad horroroso.
Las grandes víboras tienen pocos enemigos, merced a su poder mimético, su tamaño y veneno. La Gabón y la víbora rinoceronte interpretan además una excelente “función teatral intimidante”, hinchándose de forma desproporcionada y bufando ferozmente. Este espectáculo suele bastar para desalentar a sus depredadores, que prefieren poner tierra de por medio.
Entre las más venenosas del mundo se hallan la Taipán (norte de Australia y Nueva Guinea), la mamba negra y la verde en África, la cobra real y la filipina en el continente asiático, la cobra escupidora africana, la víbora de Rusell, la serpiente tigre y la krait común y la rayada.
De las serpientes constrictoras cabe destacar a la boa esmeralda de América del Sur, la cual aguarda a su presa posada en una rama, sin moverse. Se enrolla sobre las ramas de tal modo que le sea posible lanzar un mordisco certero, mientras su cuerpo se proyecta con fuerza y rapidez sobre su presa. Como todas las boas, es una constrictora, y una vez que muerde su presa, utiliza el resto del cuello y el cuerpo para asegurarla y sofocarla apretando con fuerza sus anillos. Los hábitos nocturnos de la boa esmeralda le permiten cazar en ramas hasta de gran altura. La pitón reticulada cuya principal área geográfica está en las selvas del sudeste asiático también está entre las más grandes de todo el planeta, sin olvidar a la enorme anaconda sudamericana y la subespecie birmana que tiene una bien ganada fama de devoradora y cruel.
Más de 50.000 personas mueren cada año por mordedura de serpiente y lógicamente esta cifra corresponde en la mayoría de los casos a poblaciones subdesarrolladas. No existe un baremo en cuanto a especies y continentes, venenosas las hay en todo el mundo, aunque quizás de una forma predominante puede hablarse de África, América del Sur, el sudeste asiático y también en Australia, donde existe un gran número de especies peligrosísimas.
EN ESPAÑA TAMBIEN EXISTEN ESPECIES VENENOSAS
En España también existen víboras que pueden resultar venenosas y en determinadas zonas geográficas. Se mantiene la teoría de que en nuestro país ninguna víbora mata antes de las 24 horas, a menos que se trate de una persona hipersensible. En estos casos hay que mantener la calma, hacer un buen torniquete, evitando que pueda producirse una gangrena, desplazarse a un lugar tranquilo, suministrar café o té, nunca bebidas alcohólicas y, por supuesto, inmovilizar la parte afectada y no correr ni precipitarse ya que hacerlo significa también precipitar la actuación del veneno. Nuestros centros médicos, al menos los más normales, ya están preparados para ir contrarrestando los efectos. Y, sobre todo, nunca tratar de succionar la herida ya que en ningún momento puede certificarse el que cualquier persona no tenga una encía abierta ligeramente, un pequeño acceso en el tubo digestivo o una pequeña herida en el estómago a causa de haberse tragado una espina de pescado, etc. Nunca es recomendable hacer una succión bucal porque entonces el veneno puede penetrar por cualquiera de estas heridas y acaba siendo peor el remedio que la enfermedad.
En España la zona cantábrica y los Pirineos son principalmente los puntos donde pueden encontrarse víboras peligrosas.
Los colúbridos de la península ibérica son familia numerosa y con la conocida culebra de escalera al frente (es una excelente depredador de pequeños mamíferos), cabe destacar a la culebra bastarda, la verdiamarilla, la culebra de esculapio, la lisa europea y la lisa meridional, aparte de la culebra de cogulla y la de herradura, la viperina y la de collar.
Entre las víboras existen cuatro especies, todas ellas de costumbres huidizas y de hábitos diurnos o nocturnos. Se trata de la víbora de Seoane, la europea, la hocicuda y la víbora áspid.
ENTRE EL MITO Y LA LEYENDA
Animal maligno desde los inicios de la historia, pero a la vez considerado como sagrado en muchos países, especialmente en Asia y África, las serpientes siempre han sido objeto de diversidad de opiniones. Hay que desmitificar a estos ofidios ya que no tienen desarrollado el oído externo y, por tanto, no oyen, de ahí que sea contraproducente lo del clásico encantador con su flauta. No se trata más que de un tópico para entretener a los turistas. Las serpientes atienden, eso sí, a determinadas señales o estímulos, como pueden ser los movimientos del hombre que manipula el instrumento musical.
Referente a lo del poder de sugestión, tampoco hay nada de cierto en ello. No tienen párpados y por eso su escasa visión resulta fija, lo que sucede es que otros animales al verse sorprendidos se quedan inmóviles, es una reacción como la humana ante un temor extraño o por sorpresa y de ahí que se le atribuyan características que en realidad no son. Estos reptiles están muy especializados, pero a la vez muy evolucionados. Carecen prácticamente de cerebro y su instinto de supervivencia es enorme y eso es lo que los mantiene frente a sus enemigos.
La estación seca resulta muy dura para las víboras. El calor excesivo -cuando se superan los 38º centígrados- puede ser fatal pues su temperatura corporal depende de la atmosférica. Y como pasan la mayor parte del tiempo aletargadas en su escondite bajo la hojarasca, donde subsisten gracias a sus reservas de grasa, se convierten en presas fáciles de cualquier enemigo. Cuando llegan las lluvias, la selva revive y con ella las serpientes, que se rehidratan bebiendo en pequeños charcos o absorbiendo las gotas que destellan sobre su ancha cabeza.
No todo es negativo y peligroso en la vida de los grandes ofidios. En algunos lugares de África, el sudeste asiático o América del Sur, según que tipo de serpientes representan un plato exquisito, dado que su carne es muy apreciada. Además, su ingesta aporta una importante fuente de proteínas a la dieta, de especial relevancia en las áreas de extensos cultivos, donde los animales domésticos escasean y los grandes mamíferos han sido exterminados.
Por otra parte, la religión animista que atribuye vida espiritual a objetos y seres vivos, aumenta la nefasta reputación de estos reptiles ya que los convierte en presagio de maldiciones o reencarnación de seres vengativos.
Sagradas y malditas, extrañas y venenosas, las serpientes suelen despertar al mismo tiempo miedo y un odio terrible, respeto, veneración, repugnancia y también curiosidad por su multicolor belleza. ¿Dónde empieza la fantasía y dónde termina la realidad? Mucho se ha hablado al respecto, pero los expertos aseguran que, por la mezcla de fascinación y terror que estas criaturas han suscitado siempre, sigue existiendo en torno a ellas un halo de misterio.