UN SINGULAR VIAJERO IMAGINARIO
A lo largo de su prolífica vida como escritor, llegó a crear infinidad de personajes que alimentaron la imaginación de millones de lectores, escribiendo novelas de aventuras ambientadas en todos los confines de la Tierra. Su pluma relató a la perfección los lugares más variados, desde Malasia hasta los mares árticos, pasando por el mar Caribe, el desierto y la selva africana, las praderas del oeste de los Estados Unidos, la jungla india e incluso los más insólitos parajes de Australia.
A lo largo de sus relatos, consiguió con cierta facilidad que Yáñez, el Corsario Negro, la capitana del Yucatán, Yolanda, Lady Mariana y el famoso pirata Sandokan, el que alcanzó mayor popularidad, se convirtieran en nuestros héroes literarios juveniles. Sin embargo, su desgraciada existencia nada tuvo que ver con la fantasía con la que alimentó a estos personajes.
Nacido en Verona (Italia) en agosto de 1863 en el seno de una familia de pequeños comerciantes, a la edad de quince años inició sus estudios en el Real Instituto Técnico Naval de Venecia, pero no llegó a obtener el título de capitán de gran cabotaje. Su experiencia como marino se limitó a unos pocos viajes de aprendizaje en un navío escuela y otro que realizó con posterioridad como pasajero en un barco mercante, en el que navegó durante tres meses por el mar Adriático, atracando en el puerto de Brindisi.
Al filo de 1883, con veinte años de edad, la primera publicación de Salgari fue un relato breve titulado El salvaje de la Papuasia , que apareció por entregas en el periódico milanés La Valigia. Aquel mismo año se inició en el periódico veronés La Nuova Arena la publicación de su primera novela, Tay-See, que vería después la luz como volumen independiente con el título de La Rosa del Dong-Giang. En octubre del mismo año comenzó a publicarse El tigre de la Malasia , primera versión inaugural del ciclo del personaje Sandokan, que se editaría con posterioridad con el título de Los tigres de Mompracem con algunos cambios. La primera novela en publicarse de forma independiente fue La favorita del Mahdi, en 1887.
Merced al gran éxito de sus obras, logró un puesto como redactor fijo en La Nuova Arena que mantuvo hasta 1893. Por aquel entonces tuvo lugar un curioso incidente: ofendido por haber sido llamado “mozo” en un artículo del periodista Giuseppe Biasioli, lo desafió a duelo. Como resultado del mismo, Biasioli tuvo que ser hospitalizado y Salgari pasó seis meses en prisión.
UNA VIDA TORMENTOSA
En 1889 se suicidó su padre, siendo éste el primero de una impresionante cadena de desgracias familiares.
En enero de 1892 contrajo matrimonio con la actriz de teatro Ida Peruzzi, a la que siempre llamó cariñosamente Aida, como la heroína de Verdi. Según su biógrafo, Salgari se enamoró perdidamente de ella. Una mujer exuberante e indiferente a las convenciones sociales de su época, a la que se llegó a tachar de actriz caprichosa y escandalosa, contagiada de sífilis y ninfómana según sus médicos.
Ese mismo año nació su primera hija, Fátima, a la que siguieron tres varones: Nadir (1894), Romero (1898) y Omar (1900).
Salgari trasladó su residencia a la ciudad de Turín, donde trabajó para la editorial Speirani, especializada en novelas juveniles. Seis años más tarde, el editor Donath le convenció para que se mudase a Génova, donde trabó amistad con el que se convertiría en el más destacado ilustrador de su obra, Giuseppe “Pipein” Gamba. En 1900 regresó a Turín.
Las circunstancias económicas de la familia se fueron haciendo cada vez más difíciles, muy a pesar del trabajo incansable de Salgari para mantener un respetable decoro burgués. En 1907 cesó su contrato con Donath y pasó a trabajar para la editorial Bemporad, para la cual escribiría hasta su muerte una veintena de novelas. Su éxito entre el público juvenil fue creciendo, llegando algunas de sus novelas a alcanzar tiradas de cien mil ejemplares. Sin embargo, la locura de su esposa, que tuvo que ser internada en el psiquiátrico de Collegno, cerca de Turín, le arrastró a un desequilibrio psíquico considerable.
Tachado por algunos críticos despiadados de alcohólico, hosco, perverso, posiblemente sifilítico, mentiroso y despilfarrador, incluso se decía que su mujer era ninfómana, terminó por conducirle al suicidio. Después de un intento fallido en 1909, el 25 de abril de 1911, seis días después de que falleciera su esposa, se suicidó abriéndose el vientre con un cuchillo, siguiendo un rito japonés.
Antes de quitarse la vida, dejó escritas tres cartas dirigidas respectivamente a sus hijos, a sus editores y a los directores de los periódicos de Turín. La carta a sus editores es suficientemente elocuente:
“A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, sólo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma. Emilio Salgari”.
Dos de sus hijos también se suicidaron años después, Romero en 1931 y Omar en 1963.
SU PROLÍFICA OBRA
A lo largo de su carrera como escritor y según Felice Pozzo, su biógrafo, Salgari llegó publicar casi noventa novelas y un número de relatos cortos imposible de determinar. La mayor parte fueron relatos de aventuras ambientadas en lugares exóticos, aunque también cultivó la ciencia ficción. En España, muchas de sus obras fueron publicadas en aquella época por la editorial Saturnino Calleja.
Algunas de las novelas de Salgari están relacionadas entre sí, constituyendo extensos ciclos narrativos protagonizados por los mismos personajes.
En el ciclo de Piratas de Malasia, Sandokan, un príncipe de Borneo desposeído de su trono por el colonialismo británico, y su amigo, el portugués Yánez, fueron los personajes habituales en títulos como: Los misterios de la jungla negra, Los tigres de la Malasia , La venganza de Sandokan, La reconquista de Mompracem y El desquite de Yánez… hasta un total de once títulos.
En el ciclo de Piratas de las Antillas fue el Corsario Negro el principal protagonista, Emilio Roccabruna, un noble italiano que adopta la piratería como método de venganza contra el gobernador de Maracaibo. Entre sus títulos más sobresalientes están: La hija del Corsario Negro, La reina de los caribes, El hijo del Corsario Rojo o Los últimos filibusteros.
Cabe constatar ciclos dedicados a Piratas de las Bermudas, Aventuras en el Far-West y otros ciclos menores como El Capitán Tormenta, La Flor de las Perlas, Los hijos del aire, Los dos marineros... al margen de casi un centenar de novelas independientes.
Siempre se presentó a un Salgari fantasioso, pero diligente escritor de aventuras y como un bohemio, lo cual permitía a sus editores alimentar la leyenda del hombre aventurero.
A través de sus obras, los lectores llegaron a viajar a lugares lejanos y exóticos que curiosamente sólo existieron en la imaginación del autor. Esa fue su magia como escritor, porque Emilio Salgari, como él mismo afirmó en su autobiografía, no llegó a viajar nunca a los países descritos en sus fantásticas novelas y sus personajes siempre estuvieron basados en personas reales que conoció a lo largo de su vida.