La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

LIU XIAOBO, UN PREMIO NOBEL ENCARCELADO

CHINA CONTINUA VIOLANDO LOS DERECHOS HUMANOS



Los derechos (in)humanos en China, más de medio siglo después de la Declaración Universal, continúan plenamente vigentes.
En diciembre de 2008, fue detenido el líder del movimiento democrático chino y célebre escritor, Liu Xiaobo, considerado uno de los ideólogos de las protestas de Tiananmen en 1989 e instigador de la famosa huelga de hambre de los intelectuales en apoyo de los estudiantes. Xiaobo fue acusado de “actividades de agitación dirigidas a la subversión contra el Gobierno”.
Se creyó en su momento que en el trasfondo de la detención estaba la llamada “Carta 8” que el autor firmó para el 60º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, junto con otros intelectuales y activistas, pidiendo más democracia y libertad en China.
Organizaciones de Derechos Humanos internacionales protestaron por su arresto, confirmado dos días después de su desaparición. Con esta medida, el gobierno chino demostró en el aniversario de la Declaración la “retórica vacía” de su política de derechos humanos, en opinión de Human Rights en China.
Por su parte, Reporteros sin Fronteras (RSF) informó de amenazas e interrogatorios también de otros firmantes del documento y calificó los hechos de espantosos.
Se esperaba que con la celebración del 60º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, China liberara a algunos disidentes, pero en lugar de eso se embarcó en una oleada de detenciones y amenazas.
Liu Xiaobo, antiguo profesor de filosofía en la Universidad de Pekín, fue galardonado en 2004 con el Premio Reporteros sin Fronteras. Quienes le conocían bien, aseguraban que tenía una idea fija: hacer de la prensa china un contrapoder a la omnipotencia del Partido Comunista Chino.
La “Carta 8” de Liu Xiaobo, publicada el 10 de diciembre de 2008, pedía reformas políticas y proponía una serie de medidas para mejorar las libertades en China, como democracia legislativa, un sistema judicial independiente, libertad de religión, asociación y prensa y el fin del partido único. Inicialmente firmada por trescientas personas (escritores, abogados, profesores y periodistas, entre otros) llegó a estar suscrita por más de diez mil firmas, según China Human Rights Defenders, una red de activistas localizados  tanto dentro como fuera de China.
Las autoridades chinas hicieron caso omiso a la presión internacional y un tribunal (en China el poder judicial no es independiente) condenó a Liu Xiaobo a once años de cárcel. Era la tercera vez en su vida de disidente en la que era condenado. La primera vez fue sentenciado a veinte meses por una huelga de hambre en las protestas de Tiananmen cuando era profesor de Literatura y la segunda fue condenado a tres años en un campo de “reeducación laboral”.
Once años de cárcel es la pena más dura que jamás se ha aplicado a un activista de los derechos humanos por pedir la democracia en su país.
A China no le importa nada de absoluto encararse con el mundo y ante cualquier tipo de denuncia internacional; siempre ha manifestado que se trata de “asuntos internos”. Sin ir más lejos, su ministro de asuntos exteriores, Yang Jiechi, en Munich tuvo la desfachatez de instar a Occidente a mantener “una actitud paciente, modesta y democrática en política exterior”, añadiendo, además, que “cuando hablamos de libertad de expresión no hay que limitarse al ámbito individual, sino que debe aplicarse también a las relaciones entre países”.
Resulta de una hipocresía increíble y realmente esperpéntico que el máximo representante de China en asuntos internacionales se permitiese hablar a la sociedad occidental de actitudes democráticas y libertad de expresión.
Antes de ser sometido a juicio, Liu Xiaobo había escrito un artículo titulado “El deseo humano de libertad”, que tuvo una gran difusión en la prensa internacional y del que cabe destacar los siguientes párrafos:
 “Transcurridos veinte años, los espíritus inocentes del 4 de junio todavía no descansan en paz y yo me he visto arrastrado a la vía de la disidencia por mi identificación apasionada con lo sucedido en Tiananmen. Tras abandonar la prisión de Qincheng en 1991, perdí mi derecho a hablar con franqueza en mi propio país y sólo he podido expresarme así en medios de comunicación del extranjero y, por lo tanto, he estado sujeto a un estricto control durante años; me han tenido bajo vigilancia (desde mayo de 1995 a enero de 1996); me han sometido a reeducación mediante trabajos forzados (de octubre de 1996 a octubre de 1999) y ahora, una vez más, los enemigos del régimen me han vuelto a sentar en el banquillo de los acusados. Sin embargo, aún así quiero aclararle a ese régimen que me priva de mi libertad que todavía sigo fiel a la convicción que expresé hace veinte años en mi declaración con motivo de mi segunda huelga de hambre, esto es, que no tengo enemigos, que no albergo odio contra nadie. Ninguno de los policías que me han estado vigilando, ninguno de los fiscales que me han perseguido, ninguno de los jueces que me han sentenciado son mis enemigos. Aunque yo no pueda aceptar de buen grado su vigilancia, sus detenciones, su persecución o sus sentencias, yo respeto su profesionalidad y su personalidad, incluso las de Zhang Rongge y Pan Xueqing, que en la actualidad están actuando en nombre de la fiscalía. He podido apreciar su respeto y su sinceridad en el interrogatorio que me hicieron…
El odio actúa como un corrosivo para la sabiduría y la conciencia de una persona; la animosidad como actitud mental es capaz de envenenar el espíritu de una nación, de instigar enfrentamientos brutales a vida o muerte, de destruir la tolerancia y la humanidad de una sociedad y de paralizar la marcha de una nación hacia la libertad y la democracia. En consecuencia, espero ser capaz de trascender mis vicisitudes personales para comprender el desarrollo del estado y los cambios de la sociedad, para hacer frente a la hostilidad del régimen con la mejor de las intenciones y para desactivar el odio con amor…
Las creencias políticas se basan en convicciones y en experiencias personales; yo estoy firmemente convencido de que nunca se va a detener el progreso político de China y me siento totalmente imbuido de un optimismo esperanzado en que la libertad va a llegar a China en el futuro, porque no hay fuerza alguna que pueda contener el deseo humano de libertad. Al final, China llegará a convertirse en un país en el que impere la ley y en el que los Derechos Humanos estén por encima de todo. Espero ilusionado que ese progreso se refleje en este proceso judicial y estoy deseando asimismo que llegue el veredicto justo del tribunal, un veredicto capaz de superar el examen de la historia…
Espero ser la última víctima de la interminable inquisición china y que a partir de ahora nadie más vaya nunca a la cárcel por decir lo que piensa…
La libertad de expresión es el fundamento de los Derechos Humanos, el origen de la condición humana y la madre de la verdad. Impedir la libertad de expresión es lo mismo que pisotear los Derechos Humanos, estrangular la condición humana y silenciar la verdad…
No me siento culpable por haber ejercido mi derecho constitucional a la libertad de expresión, por haber cumplido plenamente con mi responsabilidad social como ciudadano chino. Si me acusaran de eso, no tendría ninguna queja. ¡Gracias!”.
El viernes 8 de octubre de 2010 el disidente chino Liu Xiaobo, encarcelado en Pekín, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su lucha por los Derechos Humanos, en una decisión que provocó una inmediata reacción de furor del régimen chino. El presidente del Comité del Nobel de Noruega, Thorbjoern Jagland explicó a los medios informativos que la concesión de este premio era “por su larga y no violenta lucha por los derechos fundamentales en China".
El portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Ma Zhaoxu, recalcó en un comunicado que "Liu Xiaobo fue hallado culpable de violar la legislación china" y sostuvo que "al atribuir el galardón a esta persona, el Comité del Nobel ha violado y blasfemado este premio”.
La esposa del disidente, Liu Xia, se declaró encantada por la noticia y agradeció a todos quienes apoyaron a su marido, incluyendo al Dalai Lama, líder del budismo tibetano, cuya obtención del Nobel de la Paz en 1989 había provocado igualmente la cólera del gobierno chino.
China había advertido de que, si Liu Xiaobo era galardonado, consideraría como un "gesto inamistoso" que el gobierno noruego lo felicitara. Pero eso no amilanó al primer ministro del país nórdico, Jens Stoltenberg, quien manifestó en un comunicado: "Quiero felicitar a Liu Xiaobo, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la democracia y los Derechos Humanos”.
Francia y Alemania pidieron la inmediata liberación del disidente, mientras que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama aseguró: “En las últimas décadas, China ha hecho considerables progresos en la reforma económica… Este premio nos recuerda que la reforma política no ha seguido el mismo ritmo”.
Por su parte, el ex-presidente polaco Lech Walesa, premio Nobel en 1983, declaró que el premio a Liu Xiaobo era "un desafío para China", mientras que el ex mandatario checo Vaclav Havel dijo que era “un homenaje a un ciudadano comprometido”.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, saludó desde Ginebra el "reconocimiento de un defensor mayor de los Derechos Humanos”.
Su Santidad el Dalai Lama se sumó a las felicitaciones y en un comunicado especial llegó a manifestar: "La recompensa del Premio de la Paz es el reconocimiento de la comunidad internacional de las voces que crecen en el pueblo chino para empujar a China hacia reformas políticas, jurídicas y constitucionales”.
Amnistía Internacional llamó por su lado a "reforzar la presión internacional para que Liu Xiaobo y los numerosos presos políticos chinos sean liberados”.
Tras conocerse la noticia, el gobierno chino estrechó el cerco en torno del disidente Liu Xiaobo. Por su parte, después de ser autorizada a visitar a su marido, Liu Xia sufrió arresto domiciliario, permaneciendo custodiada en su residencia por las fuerzas de seguridad.
La concesión del Nobel de la Paz a Liu Xiaobo fue totalmente silenciada en la República Popular China y algunos destacados activistas en la red resultaron detenidos el mismo día que se anunció la concesión del Nobel.
Liu Xia comunicó en persona la obtención del premio a su marido, quien dedicó el premio a la memoria de los estudiantes fallecidos en Tiananmen.
China continúa violando los Derechos Humanos constantemente y a su antojo. Entretanto, el gobierno español de José L.Rodriguez Zapatero guarda silencio y con ello avala las actitudes del gobierno comunista chino, porque no le interesa en absoluto hablar de Derechos Humanos y prefiere seguir haciendo “negocios”, no en balde España es la mejor aliada de China en la Unión Europea.
Una actitud totalmente despreciable.