La presente edición de TIEMPO DE VIAJAR incluye dos interesantes reportajes: El primero de ellos dedicado a BRUJAS la ciudad belga conocida como la Venecia del Norte. En un segundo reportaje realizamos una interesante visita al PALACIO DE GOLESTAN auténtico esplendor persa en la capital iraní. Y en los Destinos Mágicos invitamos al lector a realizar un recorrido por la CRIPTA DE SAN ANTOLÍN maravilla visigótica del siglo VII, situada bajo la actual catedral de Palencia. Excelente el capítulo gráfico en la Galería de Fotos. http://info-tiempodeviajar.blogspot.com Adéntrate en las páginas de TIEMPO DE VIAJAR, donde siempre encontrarás reportajes, una amplia galería de fotografías, noticias, curiosidades y todo lo relacionado con el mundo del viaje y la aventura. Incluso tienes un contacto por si quieres formular alguna consulta.

HASTA SIEMPRE “TATA” MADIBA



“Nunca, nunca, nunca más en este hermoso país revivirá la opresión de un hombre por otro, el sol nunca se pondrá sobre tan gloriosa conquista humana. Dejemos reinar la libertad. Dios bendiga África”. Con estas palabras pronunciadas el 10 de mayo de 1994 en la ceremonia de investidura tras las primeras elecciones en libertad, las cuales dieron la victoria al Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela puso fin a la larga historia de violencia de su país: Sudáfrica.

Nelson Rolihlahla Mandela nació en Mvezo, en la provincia oriental de El Cabo (Sudáfrica). Pertenecía al clan Madiba y fue uno de los trece hijos que tuvo su padre Gadla Henry Mphakanyiswa con sus cuatro esposas.
Después de finalizar la enseñanza secundaria, comenzó a estudiar en el Colegio Universitario de Fort Hare para obtener su título de bachiller en Artes. Allí fue elegido miembro del Consejo de Representantes Estudiantiles, siendo expulsado junto con un compañero, por participar en una huelga estudiantil. Se trasladó a Johannesburgo, donde en 1941 completó sus estudios de bachillerato. Más tarde estudió Derecho en la universidad de Witwatersrand, donde se graduó como abogado.

DESGRACIAS FAMILIARES
Se casó tres veces, teniendo seis hijos. De su primera esposa Evelin Ntoko Mase, se divorció en 1957 después de 14 años de matrimonio. Una hija de ambos murió en edad de lactancia.
Su primer hijo Madiba Thembekili, falleció en 1969 en un accidente automovilístico. El 6 de enero de 2005 murió el segundo hijo de Mandela y de su primera esposa, Makgatho Mandela, a la edad de 54 años en Johannesburgo, a raíz de una enfermedad asociada al sida. Era abogado y hombre de negocios.
Después de 38 años de matrimonio con Winnie Madikizela, se separó a causa de escándalos políticos en 1992 y finalmente se divorció en 1996. Con Winnie tuvo dos hijas, Zenani y Zindziswa. Esta mujer se implicó mucho en política y fue de gran apoyo para Mandela, dado que era la única persona que podía visitarle dos veces al año durante su estancia en prisión.
En su 80 cumpleaños, en julio de 1998, contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda del antiguo presidente de Mozambique y patrocinador del ANC, fallecido en accidente de aviación.
Nelson Mandela siempre fue un apasionado de la música clásica de Georg Friedrich Händel y Piotr Ilich Tchaikovsky, la cual solía escuchar disfrutando de los atardeceres.

ACTIVIDAD POLÍTICA
Después de la creación del Partido Nacional Sudafricano en 1948, con su política de segregación racial (apartheid), Mandela cobró importancia dentro del Congreso Nacional Africano, especialmente en la Campaña de desobediencia civil de 1952 y el Congreso del Pueblo de 1955, en el que la adopción de la ”Carta de la Libertad” proveía el programa principal en la causa contra el apartheid.
Durante esta época, Mandela y su amigo el abogado Oliver Tambo dirigieron un despacho de abogados que proporcionaba consejo legal de bajo costo a muchos negros que de otra manera no hubieran tenido representación legal.
Inicialmente comprometido con los métodos no violentos de resistencia, y siguiendo la inspiración de Gandhi, Mandela y otros 150 compañeros fueron arrestados el 5 de diciembre de 1956 y sentenciados a prisión, la cual cumplieron desde 1956 hasta ser liberados en 1961, cuando se les declaró no culpables.
Entre 1952 y 1959, el Congreso Nacional Africano sufrió una ruptura y surgió una nueva clase de activistas negros, los africanistas, en demanda de acciones más drásticas contra el régimen segregacionista. La dirección del Congreso Nacional Africano, liderada por Albert Lutuli, Oliver Tambo y Walter Sisulu, sintió no sólo que los acontecimientos se precipitaban, sino también que su liderazgo comenzaba a estar en juego. En consecuencia, reforzaron su posición mediante alianzas con pequeños partidos políticos de diversa representación étnica, intentando aparecer con horizontes más amplios que los africanistas.
En 1959, el Congreso Nacional Africano perdió su soporte militante cuando la mayoría de los africanistas, con apoyo económico de Ghana y ayuda de los Basotho en el Transvaal, se separaron para formar el Congreso Pan-Africano (PAC).
En marzo de 1960, tras la masacre de Sharpeville sufrida por los activistas del PAC, y la consecuente excusión política del SACP y el ANP, ambos se sumaron al Movimiento de Resistencia Africano (renegados liberales), y el PAC comenzó la resistencia armada. El ANC/SACP utilizó la Conferencia Pan-Africana de 1961, en la que todos los partidos decidieron una estrategia común, para una dramática llamada de Mandela, anunciando la formación del comando Umkhonto we Sizwe (Lanza de la nación), a imagen de los guerrilleros judíos. Dicho comando fue dirigido por el propio Mandela, quien estuvo involucrado en el planeamiento de actividades de resistencia armada. Comenzó a atacar instalaciones del Gobierno y objetivos policiales.
Mandela abandonó en secreto el país y se encontró con los líderes africanos en Argelia y otros lugares. Empezó a descubrir la profundidad del apoyo al Congreso Pan-Africano, y la creencia generalizada de que el Congreso Nacional Africano era una pequeña asociación tribal manipulada por blancos comunistas. Volvió a Sudáfrica decidido a reorganizar los elementos nacionalistas africanos en la alianza parlamentaria.
Fue detenido y en noviembre de 1962 condenado a cinco años de cárcel por delitos de incitación a la huelga y de abandono ilegal del país.
Aquel mismo año, Mandela conoció al emperador de Etiopía Haile Selassie y al coronel argelino Houari Boumediene.
En octubre de 1963, estando recluido en la prisión central de Pretoria, la Fiscalía amplio su causa criminal con cargos de sabotaje, terrorismo y conspiración para derrocar al Gobierno mediante una revolución interna y una invasión de fuerzas extranjeras.

EL JUICIO DE RIVONIA
El 9 de octubre de aquel mismo año tuvo lugar el conocido juicio de Rivonia, (población próxima a Johannesburgo), donde Mandela compartió banquillo con otros siete altos dirigentes del CNA y del Partido Comunista de Sudáfrica,
En el proceso, Mandela se defendió a sí mismo en un brillante discurso de cuatro horas en el que retaba al Gobierno a acabar con su vida, declarándose no culpable de las causas que le imputaban, pero afirmando ser “culpable de luchar por los derechos humanos y la libertad, culpable de luchar contra las leyes injustas, y culpable de luchar por su pueblo oprimido”, Sabía que se arriesgaba a que le condenaran a muerte, pero eso no le atemorizó.
Mandela finalizó su declaración con estas palabras: “He dedicado toda mi vida a la lucha del pueblo africano. He luchado contra el dominio blanco y contra el dominio negro. He abrigado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero ver realizado. Pero, si fuera necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.
Junto con otros dirigentes del CNA y del Partido Comunista fueron condenados a cadena perpetua, siendo trasladados a la cárcel de máxima seguridad de Robben, donde quedaron instalados en unos módulos de aislamiento para presos políticos. A Mandela se le asignó el número de prisionero 466/64.
Estaba prohibido pronunciar su nombre y no se permitió fotografiarle. Sin embargo, se convirtió en el principal símbolo del movimiento de resistencia negra en Sudáfrica.
Las condiciones de reclusión fueron muy duras. Los prisioneros eran segregados por razas y los negros recibían menos raciones. Los presos políticos eran separados de los delincuentes comunes y tenían menos privilegios. Mandela sólo podía recibir una visita y una carta cada seis meses.

NEGOCIAR SI, PERO NO A CUALQUIER PRECIO
En marzo de 1982 fue trasladado a la prisión de Pollsmoor, situada en un barrio de Ciudad El Cabo. Una prisión más confortable, lo que hizo comprender a Mandela que quizá había llegado el momento de dar un paso adelante. A pesar de contradecir las consignas del CNA, que abogaban por no ceder a las negociaciones hasta que se suspendieran las leyes contra el apartheid y se liberase a los prisioneros políticos, se convenció de que sólo la negociación era el camino, pero no a cualquier precio.
En 1985, el presidente sudafricano Pieter Willen Botha le ofreció la libertad, si renunciaba a la lucha armada. La respuesta fue inmediata, haciéndole llegar un mensaje diciendo que “sólo los hombres libres pueden negociar”.
Tras ser operado de próstata en el Volk Hospital de Ciudad El Cabo, mantuvo los primeros contactos con el Gobierno.
La dimisión de Botha en febrero de 1989 y la subida al poder de Frederik De Klerk, facilitaron las negociaciones sobre la base de la eliminación del apartheid y la convocatoria de elecciones generales libres y democráticas.

AL FIN, LA LIBERTAD
El 11 de febrero de 1990, al abandonar la cárcel después de 27 años, sus primeras palabras fueron: “Vuestros incansables y heroicos sacrificios, han hecho posible que yo esté hoy aquí. Por eso, pongo en vuestras manos los años que me quedan de vida”.
¡Dios bendiga África! gritó la multitud que le aclamaba.
Su salida de la prisión coincidió con un momento especialmente difícil. Su liberación podía haber arrastrado al país a una guerra civil. Sin embargo, una vez más su visión de Estado y su actitud conciliadora sirvieron para que Sudáfrica iniciara la senda de la reconciliación y el entendimiento, muy a pesar de los resquemores y las múltiples dificultades que existían.
Por su parte, el presidente Frederik De Klerk, artífice de su liberación, también dio muestras de una extraordinaria nobleza.
La serenidad y, por supuesto, su capacidad de adaptación para no perder de vista el objetivo en los momentos más delicados del fin del apartheid, permitieron hacer una transición pacífica y organizar las primeras elecciones libres y democráticas del país.
Tras ser elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica, Mandela y De Klerk recibieron el Premio Nobel de la Paz. Para él, aquel premio era un homenaje a todos los sudafricanos que lucharon pacíficamente por la democracia.
En junio de 1999, con la toma de posesión de su nuevo sucesor, Thabo Mbeki, el propio Mandela se despidió de las instituciones del Estado, aunque no de la vida pública, ya que siguió siendo un gran mediador en la pacificación del continente. Trabajó junto con varias Fundaciones por el bien común, la protección a la infancia, la educación a los jóvenes sin recursos y la lucha contra el sida.
En 2004 anunció su retirada de la escena pública. Al año siguiente, sus palabras apoyando la campaña mundial de Acción contra la pobreza dieron la vuelta al mundo. “Al igual que la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es un fenómeno natural. La causan los seres humanos y acabar con ella no es un gesto de caridad, es un acto de justicia. Es proteger un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras siga habiendo pobreza, no habrá verdadera libertad”
En los últimos años tuvo diferentes problemas de salud, derivados principalmente de su estancia de 27 años en prisión, y de su avanzada edad. En 2011 fue hospitalizado con una infección respiratoria. Al año siguiente volvió a ingresar en el hospital por sus problemas respiratorios. Después de que a principios de 2013 se le realizara una operación quirúrgica con éxito, fue de nuevo hospitalizado en Pretoria en el mes de junio por una infección pulmonar. Días después se comunicó que tenía paralizados el 50% del hígado y los riñones, revelándose que había permanecido tirado en una carretera con un paro cardíaco por una avería en la ambulancia que le transportaba la última noche de su ingreso hospitalario. Su estado llegó a considerarse como muy crítico.
Mandela ha escrito con su vida y su trayectoria política las páginas más gloriosas de un dirigente africano y ha sido, al mismo tiempo, un ejemplo para todo el mundo como político coherente y honesto.
Toda la humanidad llora la pérdida de Nelson Mandela, pero no debemos llamarnos a engaño, Madiba no ha muerto. Sigue vivo y la Historia le ha abierto los brazos para toda la eternidad.